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viernes, 16 de junio de 2017

La drogadicción y otras adicciones

Escrito por Freddie Armando Romero. La drogadicción lo único que hace es dañar a uno el cerebro, el cual si es que este cerebro está en buen estado puede ayudarte a salir adelante, buscar una ocupación, un oficio, un empleo, un hobbie y/o un servicio voluntario que te haga feliz y te realice como persona.
Con el cerebro dañado por las drogas, el que es drogadicto no puede pensar bien, no puede tener criterio, conciencia, capacidad de discernimiento, concentración en lo que hace, lo que quiere hacer y lo que le han encargado hacer.
Las personas que son adictas a las drogas no son sensatas al momento de manejar el presupuesto familiar, lo destinado a la manutención de los niños, el dinero encomendado en el centro de labores donde trabaja, no cumplen con sus 5 sentidos el puesto que se le asignó, acostumbran buscar pleito a cada rato a diestra y siniestra, se involucran en asuntos delictivos, se vinculan con gente de mala calaña que se dedica al tráfico de drogas, narcotráfico y a captar gente para enviciarla para que después no pueda salir del grave problema en el que está metido.
Los adictos no tienen ecuanimidad, estabilidad emocional, un buen físico que los sostenga y haga que tengan los pies bien puestos sobre la tierra. Incluso, no son las personas calificadas para procrear por todas las sustancias almacenadas y digeridas en el organismo que pueden dañar y/o poner en riesgo la vida futura del neonato y su desenvolvimiento en la sociedad. Ello se debe a que la calidad de semen o esperma baja y ya no es la misma que antes de consumir drogas o es distinta al que nunca en su vida ha consumido drogas.
Una vez que la persona es drogadicta no está preparada para hacer simples actividades como correr, trotar y hacer ejercicios complejos, pues tiene el organismo debilitado, lo cual hace que surjan complicaciones y enfermedades que afecten su salud.
La persona que es drogadicta se puede rehabilitar; pero, puede volver a caer si es que se cruza en el camino con los mismos fumones que se reunen por donde él pasaba diariamente o puede volver a caer si es que dichos fumones le echan el humo de las drogas para que al adicto se le antoje, le provoque y vuelva a consumir de nuevo poniendo una vez más en riesgo y peligro su vida.
La persona que tiene toda esta clase de vicios necesita el apoyo de su familia, no haciendo referencia a dinero para que se vaya a consumir drogas, sino apoyo emocional para poder entender y comprender la situación en la que está la persona enviciada y cómo poder rescatarla de la mejor forma para que rehaga su vida y se encamine a hacer algo productivo y de provecho para su porvenir.
Actualmente, hay varios drogadictos en la calle que no son intervenidos por la policía para su traslado inmediato a un centro de rehabilitación. También se ha dejado de lado el servicio militar obligatorio que arrasaba con todos los drogadictos que se encontraba al paso por zonas marginales y zonas de alto costo de calidad de vida, pues la drogadicción no es solamente un problema de los estratos bajos y de extrema pobreza, también genera conflicto y malestar en urbanizaciones y residenciales acomodadas en toda capital y ciudad importante de cualquier país.
Cuando los jóvenes sanos, maduros y conscientes sepan que le están ofreciendo sustancias pestilentes y que los hacen marear, digan no gracias, pues el hecho de consumir drogas no les hace mejores hombres o mejores mujeres ni tampoco son la puerta asegurada para que ese chico entré al grupo, un grupo que ni siquiera tiene idea de lo que es grupo o equipo.
Los jóvenes valen por lo que hicieron, por lo que hacen y por lo que sueñan hacer en el futuro. Consumir drogas y quemar etapas para ser más adelantado no conduce a nada bueno, te perjudica. Todo llega a su debido momento. Si tienen un don, un talento, una capacidad, una virtud, algo que los engrandece y los distingue por encima de los demás, ponganlo en práctica sanamente en beneficio de la sociedad para que la sociedad sea cada día mejor y no peor con taras, problemas, conflictos que cuesta trabajo solucionar y/o revertir para que todo vuelva a la normalidad.
El buen amigo no es el que te apaña, te consciente, se emborracha contigo, se droga contigo, te malinfluye a que sigas en lo mismo, el que te insulta, el que te sonsaca dinero e información, el que vincula con gente extranjera de dudosa reputación y procedencia, el que te dice que el consumir drogas te hace un idiota. Al contrario, idiota eres cuando consumes drogas.
Muchas veces, uno pregunta a otra persona: ¿cómo lo consideras? ¿qué adjetivo calificativo le pones al que siempre para a tu lado? Y el otro lo único que sabe decir como disco rayado: Buen amigo. Pero, la cuestión está en qué no saben definir ¿qué es ser buen amigo y qué es no ser buen amigo? También está que una cuestión diferente es “ser buen amigo”, ser amistoso, ser amigable, ser caritativo, ser atento con el prójimo, el semejante, el condiscipulo, el conciudadano. Y en eso hay que saber diferenciar y a la vez enseñar a saber diferenciar.
Como mi abuela me decía desde muy niño: la educación viene por casa.
Si se tiene un buen niño, se tendrá en el futuro un buen hombre para la sociedad y el mundo entero.

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