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sábado, 25 de junio de 2016

Eu Vita versus Eu Tanatos

Escrito por Freddie Armando Romero. Complicado decidir si una persona vive o muere. Y lo es más cuando esa persona en cuestión es un paciente que tiene una enfermedad que ya no tiene cura o, más aún, es alguien que está en estado terminal, lo cual indica que, aparte de ser dependiente de medicinas de forma permanente y profesionales de la salud, va estar expuesto al dolor, sufrimiento y, por supuesto, a tratamientos que alargarán su vida al tiempo de generarle incomodidad por estar obligado a soportar una situación que supera los límites, fastidio por no gozar ni tener una vida normal como cualquiera y deseos de abandonarlo todo y cualquier mínimo avance tirarlo por la borda, sin importar que el progreso que se viene alcanzando y consiguiendo sea significativo, no necesariamente para él, sino para todas las personas que son parte de su vida como su familia, lo rodean o aquellas que están dentro de la localidad, distrito o provincia. No logro entender cómo puede llegar a decidir su futuro el paciente bañado en lágrimas; la familia, la cual llega a encarnar un rol muy importante y hasta a veces muy influyente en la decisión médica final deseando que el dolor termine y su familiar regrese con ellos en mejores condiciones para siempre; y, el médico encargado que, en un momento muy determinante y decisivo, se lava las manos, se sacude los dogmas, prejuicios y remordimientos, y, actúa pensando que está haciendo conscientemente un mal en el nombre del bien por el bien del mismo enfermo y de los seres que lo acompañan en este último tramo que implica un desafío a la existencia humana y un reto a la creencia divina y todo lo que Dios ha planteado y ordenado desde tiempos ancestrales. Lo que me puedo imaginar y, de hecho, si se puede asegurar, es que el momento definitivo de la eutanasia –o buena muerte- es un instante cargado de un gran desgaste emocional profundo que sólo el Señor Dios de los Cielos puede ver y dar fe como si fuera un notario público en un evento abogadil. Y está clarísimo porque va ser la última vez que vas a ver y despedir de esa persona que significa todo para ti, la cual ha sido parte de tu pasado y presente, la que creció física, emocional y profesionalmente contigo y que por lamentables e inevitables circunstancias no podrá ser parte de tu futuro, por más amargo que sea el caso. Teniendo en cuenta todo lo anterior escrito, el cual puede quizás herir susceptibilidades o generar identificación o abrir desacuerdos en algún punto, me aventuro a contar que se llevó a cabo una pequeña encuesta para saber cuántos estaban a favor y cuántos estaban en contra de la práctica de la eutanasia y por qué. El resultado fue interesante. La idea para tal fin era reunir las afirmaciones o las negativas concernientes a la eutanasia junto con una breve opinión. Para ello se recurrió a distintos especialistas o profesionales de las más diversas áreas. Y es así que se visitó al Padre Carlos Rosell, quien es Rector de la Facultad Pontificia y Civil de Lima; al Psiquiatra Mirko Osnayo, quien atiende en el Hospital Víctor Larco Herrera en Consultorios Externos; a la Asistenta Social Vituca Zegarra Ordinola, quien se encarga de ver y tramitar los casos de los pacientes en el Pabellón I del Hospital Víctor Larco Herrera; a la Licenciada en Enfermería María del Rosario Yenque Sánchez, quien es Coordinadora Académica de la Carrera Técnico Profesional de Enfermería en un instituto en Lima; y, Jorge Luis Morales Sánchez, quien es médico cirujano de profesión. Para conseguir la opinión del Padre Carlos Rosell, primero se visitó el Seminario de Santo Toribio, donde hace poco tiempo era el Director de dicho seminario. Al llegar a la entrada del mismo seminario se me informó que el sacerdote ahora era el Rector de la Facultad Pontificia y Civil de Lima, la cual quedaba en el portón del costado. Es entonces que caminé unos pasos y llegué fácil. Y es que el Padre y yo ya nos habíamos tratado y conversado largo y tendido con anterioridad. Ya nos conocíamos y, por lo tanto, no se necesitaba tanto preámbulo por la buena amistad que nos unía. Llegué a la oficina del Padre, le comenté el asunto y, con su visto bueno, lo comencé a filmar. Sólo era cuestión de más o menos un minuto para captar una buena impresión de él y así fue. Luego un día me fui al Hospital Víctor Larco Herrera para captar las expresiones de uno que otro personal y me di con la sorpresa de que el Psiquiatra MIrko Osnayo estaba atendiendo en su consultorio. Este doctor había reemplazado al Doctor Vilchez, quien ahora estaba como Director de todo el hospital. A pesar de que tenía pacientes, este médico muy amablemente me dijo que sí me podía atender. Es entonces que espero y al cabo de unas pocas horas me atiende. Le hice la pregunta con cámara en mano y me atendió de lo más cordial. Una vez terminada la intervención del Doctor Osnayo, me encontré con la Asistenta Social Vituca Zegarra en uno de los pasillos del pabellón de Consultorios Externos del mismo hospital. La asistenta estaba en gestiones, caminando de un lado para otro y con muchas cosas en la cabeza; pero, aun así y pidiendo de buenas maneras, se me hizo y pude aplicarle el sondeo. Contundente y bien sustentada fue su respuesta. Más adelante, un día viernes de Cine Club -para ser más exactos- voy a ver a María Del Rosario Yenque Sánchez, la Coordinadora de la Carrera Técnico Profesional de Enfermería para pedirle que conteste a mi pregunta. Para qué. Me fue muy bien y salió a pedir de boca. Se aprovechó bien la tarde, pues en un instante satisfizo mi inquietud y quedé más que complacido, muy contento. Ahí no quedó todo porque se ofreció a ayudarme todavía más y me dijo que un médico cirujano de primera vendría a las instalaciones para ser parte de una feria de salud. Tal es así que se podría aprovechar su visita para las consultas médicas pertinentes de cualquier índole. Llegó el viernes 17 de junio, tal como me lo había dicho la enfermera, y me acerqué al Tópico para poder encuestar al médico Jorge Luis Morales Sánchez. Resultó un éxito porque el médico cirujano fue explicativo y razonable en sus opiniones. De esta manera, puedo decir que, después de haber asumido el reto, fue tarea cumplida.

sábado, 4 de junio de 2016

Un Día Confuso de Parejas

Escrito por Freddie Armando Romero. No es imperiosamente necesario contar los motivos que me llevaron a ver, como mero espectador, “Un Día Sin Sexo” del director Frank Pérez Garland, película peruana del año 2005. Pero, al final acepto que la vi. Quizás movido por la curiosidad y lo anecdótico y llamativo del título. Tal vez porque la mencionada película ganó el premio a mejor ópera prima en el Festival de Cine de Cartagena del año 2006. Es entonces que me sentí motivado y presto a tratar de apreciar y criticar el largometraje desde distintas perspectivas. Pienso yo que la película cumple su cometido en presentarse como ópera prima por ser la primera vez de un director. A pesar de que este film no tiene clímax, suspenso y -así sea romántica, de conflictos amorosos y de situaciones reales de la vida cotidiana en pareja- no genera acción y riesgo, ni mucho menos te mantiene en vilo. Lo que sí puedo decir y estoy convencido de que son vidas bien actuadas y estelarizadas por buenos actores con experiencia y renombre como Gianfranco Brero, Yvonne Fraysinnet, Vanessa Saba, Giovanni Ciccia, Melania Urbina, Paul Vega y otros jóvenes talentos con carreras que recién empiezan a florecer como Carolina Cano y Bruno Ascenzo, quienes tienen participaciones notables; pero, lo crítico del asunto es que dichas historias se encuentran sueltas, incompletas y presentan relatos con un final abierto cuando a uno, en particular, le hubiese gustado ver, por ejemplo, si Gianfranco Brero se recupera del mal trance en la sala de Emergencias del centro médico y, sobretodo, si él soluciona su problema de impotencia sexual. De igual modo, me hubiese gustado ver si Melania Urbina recupera su buen ánimo, se vincula sentimentalmente con Giovanni Ciccia y deja de sufrir por Fabrizio Aguilar; o, si es que hay alguna posibilidad de que se reconcilie con el personaje de Aguilar por el cual lloraba amargamente. Tengo que acotar que faltó explotar la historia de Carolina Cano y Bruno Ascenzo, en el cual existía el engaño de Bruno con una de las mejores amigas del personaje que hacía Carolina. Como digo, allí había material con argumento suficiente para hacer algo más ambicioso en la película, lo cual es una lástima que no se aprovechó. También faltó detallar si los personajes que encarnan Vanessa Saba y Paul Vega se amistan después de la última discusión en la habitación; y, si no es así, me pregunto qué hacían durmiendo nuevamente juntos si es que la relación ya no significaba nada y estaba por terminar rotundamente. Me puedo imaginar que tanto el director como los responsables en la parte de la producción tenían en mente realizar una segunda parte de la película para aprovechar la oportunidad de contar más aventuras y desventuras de estas cuatro parejas y, al mismo tiempo, desenredar la madeja y poner los cabos sueltos en su sitio; pero, al ver que la taquilla –principalmente- no les fue tan favorable, desistieron de la idea y buscaron para ese entonces embarcarse en un nuevo proyecto audiovisual. Ni modo. Así es el negocio. A mí, en particular, me pareció estar viendo escenas de una de las tantas telenovelas o teleseries que transmite la televisión peruana. Lo que sí pude corroborar es que la película da en el clavo al presentar diversas historias de distintas edades referente al tema sexual. Son matices de la vida misma. Cualquiera de nosotros, a quienes les haya pasado, puede sentirse identificado básicamente con cualquiera de las cuatro parejas que se interrelacionan e interactúan en plena cotidianidad para poner y mostrar sobre el tapete los contrastes, las idas y venidas, las transiciones, los procesos y las emociones a flor de piel que tiene y pasa una relación afectiva. Durante la película uno mismo puede encontrar el caso de los esposos en edad madura, encarnados magistralmente por Brero y Fraysinnet, que atraviesan por un cambio corporal y hormonal, difícil de aceptar y asimilar, que hace que la vida de ellos se transforme, evolucione y cambie para siempre dejando de lado y extrañando hábitos propios de la alcoba que concretaban cuando eran recién casados y un matrimonio joven. Luego, está la relación de los esposos jóvenes, personificados por Saba y Vega, quienes son un matrimonio que ya no tiene la magia, la ilusión, la pasión, el amor y el brillo de antes y que mantiene una relación por costumbre. Es un matrimonio conversacional, que se comunica diariamente; pero que cada conversación termina en una reñida discusión difícil de aguantar y soportar. Es una relación, donde los dos dejaron de decirse un “te amo” o un “te quiero”. Es como una flor que se ha ido secando paulatinamente y está a punto de marchitarse para luego caer estrepitosamente. Más adelante vienen las vidas promiscuas de los roles interpretados por Urbina y Ciccia. Urbina, por su lado, mantiene una relación pasional, excitante y nada formal con Fabrizio Aguilar; y, Ciccia, por su parte, no pierde la ocasión de conquistar a cuanta chica curvilínea se le ponga al frente. Melania, al mismo tiempo, sufre por no ser considerada en serio por Fabrizio. Giovanni, a su vez, prefiere hacer el ridículo, llamar la atención e intentar de todo con tal de ligarse a la flaca de turno. Todo esto cambiará cuando Urbina conoce a Ciccia en una íntima reunión que él mismo ha organizado. Después sucede el caso de los muy jóvenes Cano y Ascenzo, quienes, luego de unos meses de enamoramiento, deciden dar el siguiente paso y pasar la noche juntos. A esto habría que sumarle el hecho –que no fue aprovechado por el equipo cinematográfico- de que el personaje de Bruno se entiende de manera insospechada con la mejor amiga de Carolina. Como en todo encuentro e idilio siempre surgen imprevistos e inconvenientes propios de la edad, la inexperiencia y la inmadurez, los cuales harán tomar conciencia a los jovencísimos enamorados. En conclusión, “Un Día Sin Sexo” es un largometraje para verla una vez a las quinientas, pues carece de muchas cosas que esperemos se corrijan en las próximas producciones del director encargado.

Doctor Fulgencio Pacheco sobre la donación de órganos