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miércoles, 25 de mayo de 2022

Volver en el futuro

Escrito íntegramente por Freddie Armando Romero Paredes. Era el año 3056. La tasa de natalidad y fertilidad ha descendido a niveles extremos por políticas pro - aborto, pandemias mundiales, guerras bacteriológicas e ideología de género. La mayoría de cuerpos del tercer milenio están criogenizados. Los gobiernos del cuarto milenio han decidido clonar los cuerpos criogenizados del tercer milenio para que se mantenga el índice de población en ese tiempo futuro. En la bóveda de cuerpos criogenizados de nombre "Edén" trabajan muchos profesionales dedicados a la genética moderna. Uno de ellos es Pete Panfried Reed, quien es un técnico en enfermería; quien, además, en varias ocasiones ha sido care giver de niños discapacitados y ancianos que vivían en la más profunda soledad; y, de igual modo, ha sido un excelente caballero de compañía de muchas mujeres excéntricas, bohemias y cosmopolitas. Por el momento, Pete Panfried Reed se dedica a trabajar como obrero con cuerpos prácticamente fríos y reciclados en el Edén ganando lo suficiente para vivir todos los días y aguantando con responsabilidad y moderación los diferentes grados de frío sin arriesgarse a contraer hipotermia y una que otra fiebre. Un día, cuando está trabajando en la bóveda del Edén, Pete observa el cuerpo sin vida de Ouka Leele y se da cuenta que, en el tercer milenio cuando estaba viva, Ouka Leele era muy bella y tenía las medidas corporales y estéticas que todo hombre deseaba admirar y tener de cerca con sumo placer. Se da cuenta además que Ouka Leele murió joven y especula con una intuición muy atinada que contar con la presencia de la propia Ouka Leele debe haber sido una delicia comparable a estar en el cielo. Como no aguanta las ganas de volver a conocerla y tener una experiencia de otro espacio con ella, la clona para luego llevarla a su humilde morada para tenerla como algo más que una amiga. En su día de descanso, la lleva al médico para que le haga un chequeo completo desde los pies hasta la cabeza y resulta que Ouka Leele, a pesar de haber sido clonada, todavía guarda en su organismo y luce en su cuerpo un mal congénito que de todas formas le traería la muerte de nuevo. Aún así, Pete no se da por vencido ni tira la toalla, sino que más bien su ternura y candidez lo compensan todo para un hombre como Pete Panfried Reed, al que nunca se le dio la oportunidad de amar y sentirse amado, por los caracteres tan modernos, vanguardistas, revolucionarios y futuristas de las mujeres que un hombre chapado a la antigua y muy clásico en su manera de ser, actuar, vestir, amar y andar tenían como norma y regla para su modo de vida. Pete Panfried Reed la empieza a educar a Ouka Leele. Es más, la alfabetiza digitalmente para que la propia Ouka Leele no tenga nada que envidiarle a las mujeres de su tiempo. No obstante, Pete siempre es consciente que su felicidad con Ouka Leele va a durar muy poco. Aún así, la enfermedad no lo amilana, sino que aprovecha cada instante y cada minuto de vida y experiencia que tiene en sus manos. Un día su amigo Cheol Malone se da cuenta que el cuerpo que Pete se ha robado está muy cotizado porque se trata de la famosa fotografa Ouka Leele que en su momento de apogeo fue tendencia y tema de conversación del día. Lo que Cheol Malone planea hacer con el cuerpo de Ouka Leele es embalsamarlo para lucirlo en un museo que le genere bastante dinero, lo cual Pete no está de acuerdo porque ahora la ama. Cuando Cheol y Pete están trabajando en la bóveda del Edén, Cheol Malone intenta empujar sin éxito a la cámara de frío a Pete Panfried Reed, quien evade y evita el empujón de Cheol, quien termina muriendo de hipotermia dentro de la cámara de frío sin existir mayores posibilidades de ser rescatado. Pete Panfried Reed abandona el trabajo de la bóveda del Edén para huir con Ouka Leele a los Alpes, donde, mediante una técnica in vitro logra fertilizar a Ouka Leele, separando los genes de la enfermedad de la madre de los tres niños que venían en camino. Ouka Leele muere en el parto y Pete se dedica a criar, cuidar y velar a los niños de la relación que tuvieron tal como se lo prometió en su agonía. La entierra en lo blanco y frío de una montaña de los Alpes y luego empieza a trabajar el terreno que compraron con los ahorros de toda la vida del trabajo del Edén de Pete Panfried Reed. Más adelante, Pete Panfried Reed lucha para que se legisle a favor de los hijos que tiene un clon con alguien de nacimiento normal. Y Pete lucha con tanta vehemencia y ahínco porque, para él, a pesar de ser y estar en el cuarto milenio, piensa que es el colmo que un clon y los hijos del clon no tenga ni goce de los mismos derechos y deberes que un humano goza de la Declaración de los Derechos Humanos. Es más, Pete Panfried Reed deja a sus tres hijos con sus padres y sus abuelos para irse a la guerra de humanos y clones del Edén del año 3076. En plena guerra Pete Panfried Reed conocerá a una aldeana pura, casta y virginal de nombre Eureka Keys, quien todavía no ha sido corrompida por la sociedad futurista del cuarto milenio. Al final, la aldeana que también vive en los Alpes franceses se dará cuenta que Pete Panfried Reed no la ama tan fuerte aún; y, que, además, sabrá que si Pete Panfried Reed va a la guerra de humanos y clones del año 3076 es para morir y estar al lado descansando con su amada y querida Ouka Leele, la única mujer que, a pesar de ser un tanto boba y no tan despierta, lo enamoraba con su dulzura, inocencia y belleza interior. En el año 3086 ingresan a esta guerra de forma decisiva, crucial y democrática los extraterrestres de los planetas del Sistema Solar colonizados por la NASA y la ESA. En el año 3096 se redacta, aprueba y ratifica la Declaración de los Derechos Universales del Hombre, del Marciano y del Clon y surge una época más justa, equitativa y democrática para todos en el quinto milenio. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.