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jueves, 12 de septiembre de 2019

La historia de mi primer título técnico en Cepea

Escrito por Freddie Armando Romero Paredes. Yo era un hijito de papá en el Instituto San Ignacio de Loyola (ISIL) (la Zanganacio) . Luego entré al servicio militar voluntario a disciplinarme y enderezar mi vida. Después entré al Instituto Cepea con la liquidación del servicio militar y con la ayuda de mis abuelos, mis papás y principalmente la guía y orientación del Padre Carlos Rosell de Almeida senté cabeza, me trazé una meta y cumplí todas mis obligaciones como hombre y como caballero dando mucho más de lo que se debe dar para ser el mejor y salir airoso y victorioso. Muchas veces no se trata de decir "no puedo", "ya estoy mayor", "ya fue", "ahí no más", "no la voy a hacer", sino se trata de darse la oportunidad, rehacer la vida cuántas veces sea necesario, comenzar de cero con fuerza, reinventarse, acogerse a un motivo y una razón de ser para seguir de pie y salir adelante y ser responsable con la vida que llevas y con las vidas que te rodean. Porque nadie lo va hacer por ti, depende de ti avanzar y crecer y porque tu vida la vives tú y no la vas a vivir por otros porque tú eres el que decide por convicción y como ser humano libre ante la ley de Dios y la ley de los hombres. Uno hace su camino y Dios se encarga del destino. Y como Cepea es un buen instituto que se esfuerza por ser mejor, sigo allí y ahorita estoy estudiando mi segunda carrera que es Guía Oficial de Turismo. Todo es cuestión de superarse. No se necesita tocar fondo para cambiar porque a veces una vez que se toca fondo ya no se puede salir de ese hueco hondo y oscuro. Mis abuelos, mis papás y sobre todo el Padre Carlos Rosell de Almeida hicieron la diferencia y mi título es el resultado. Ahora los de la Zanganacio les arde y les pica por el nombre ridículo "Cepea" y a veces para burlarse dicen "Mallanep". Lo que no saben es que Cepea es uno de los institutos más antiguos de Lima, tiene 46 años, está creciendo, nunca pierde su nobleza, su sencillez y su modestia, es emocional y paternal y nunca porcentual y comercial, todo lo que ha logrado le ha costado esfuerzo, agallas y coraje y los alumnos no son de cuna de oro, sino que son hombres y mujeres que se rajan el lomo por un futuro mejor.










Parola Católica de hoy con Padre Carlos Rosell de Almeida 11/09/2019

Padre Carlos Rosell de Almeida sobre Cartas a los romanos

Bálsamo Católico con Padre Carlos Rosell de Almeida: Dichosos

lunes, 9 de septiembre de 2019

Padre Carlos Rosell de Almeida sobre Cartas de San Pablo

Parola Católica de hoy con Padre Carlos Rosell de Almeida 09/09/2019

Arqueología: un mundo de vestigios al descubierto


Por Freddie Armando Romero Paredes.
Palabras claves:
-estudio
-culturas
-vestigios
-desarrollo
Según Manzanilla (1994: 14), “a través de estudios aerofotográficos, fotogramétricos y de reconocimiento superficial, el arqueólogo define la extensión probable de los sitios con diferencias topográficas (montículos), de extensiones de fragmentos de cerámica y de piedra o áreas con arquitectura visible”.
Arqueología es una ciencia que aplica una serie de estudios a nivel profesional y de gran envergadura que busca encontrar los vestigios que en su momento pertenecieron a determinadas culturas que definieron el rumbo y marcaron el desarrollo de toda una zona, región o país. Estos estudios se pueden generar con la ayuda de tecnologías y la asistencia de otras ciencias sociales como la antropología, la historia, la sociología, la geografía, etc.
Según Manzanilla (1994: 15), “la excavación arqueológica requiere de herramientas de diversos tamaños y de distinto grado de precisión. Por ejemplo, en los rellenos de las estructuras, los terraplenes de nivelación o los depósitos aluviales se emplean picos y palas para intentar remover grandes volúmenes de materiales. Sin embargo, cuando se trabaja en los pisos de construcciones antiguas para eliminar la tierra adherida a los materiales arqueológicos el arqueólogo utiliza brochas, pinceles, instrumentos de hueso, cucharillas, e incluso instrumental de dentista”.
Se excava en un sitio durante un determinado tiempo con la licencia y venia del aparato estatal teniendo la firme convicción de que los estudios técnicos previos son de primera mano, confiables, fehacientes, que gozan de firme certeza y que brindan la plena seguridad con total garantía de que el mismo proceso de excavación va arrojar resultados positivos, nuevas pistas y luces y va sentar las bases que definan la real organización de la antigua nación y que perfile de manera más prolija el giro y el rumbo del desarrollo prehispánico y su ubicación en el contexto pan-andino y mundial.  
No se trata de obsesión ni de capricho, se trata mucho más que todo del deseo natural, sano e innato ligado a la concepción del ser humano de buscar, revisar, comparar y elucubrar respuestas respecto al origen, desarrollo, apogeo y ocaso del proceso cultural que tomó el hombre para ser quién es y llegar hacia dónde está. Se trata de buscar todo sobre el background que hay detrás de la sociedad del hombre y hallar los hitos, vínculos y sentidos de pertenencia que lo atan como parte de toda una cultura propia de una gran civilización.