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Freddie Armando Romero Paredes Plans

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sábado, 28 de agosto de 2021

Un cuento para Napoleón Bonaparte antes de su muerte

Escrito íntegramente por Freddie Armando Romero Paredes. Pigmaleón Plasccé era un emperador francés que había expandido el territorio de la nación en 1800. Estaba casado con la emperatriz de Francia Marine Bon Ami, quien en la realidad de la vida cotidiana era una mujer maltratada y engañada por el mujeriego del mismo Pigmaleón. Pigmaleón Plasccé entró una mañana en Italia para conquistar sus dominios. Al principio Pigmaleón Plasccé fue bien recibido por los italianos. Incluso, un romano llamado Silberio Sampdoria se presentó ante Pigmaleón para ofrecer sus servicios. A Pigmaleón le llamó la atención de que Silberio no hablara y solamente silbara. Silberio Sampdoria tenía una amiga entrañable de nombre Drusila Cagliari que era una interlocutora entre Silberio y la persona con la que quería hablar. Drusila le contó a Pigmaleón que Silberio Sampdoria era descendiente del emperador romano Tiberio. De igual modo, comentó que a Silberio le habían cortado la lengua los seguidores del gobernante de turno de Italia porque Silberio era buen orador, tenía brillantes ideas y se perfilaba como político con un futuro expectante. Enseguida, Drusila dijo que a pesar de que le habían cortado la lengua a Silberio, el propio Silberio no se había rendido ni mucho menos había claudicado en su intento y lucha por ser un hombre de bien insertado en la sociedad romana. Tal es así que Silberio tenía un silbido mágico como don y talento que a su vez tenía excelentes efectos en la continuidad de los hechos y la realización de las obras. Tanto era el poder de un silbido o una serie de silbidos que en cuestión de horas Silberio podía construir obras monumentales con la ayuda de los animales de los Alpes que quedaban maravillados, extasiados e hipnotizados con el silbido o la serie de silbidos de Silberio Sampdoria y los pasos, movimientos y ademanes mágicos de baile y música de la propia Drusila Cagliari. De igual forma, Drusila Cagliari acotaba que cada tipo de sonido y cada tipo de silbido emitido por Silberio Sampdoria significaba algo muy especial. De igual modo, Silberio Sampdoria tenía el don extraordinario de escuchar los mensajes de ayuda y consejo de Euterpe, diosa de la música, que estaban en las diversas formas y variaciones de ruido cotidiano, donde gente común y mortal no escuchaba nada, tan solo ruido, hasta un chillido, o tal vez una bulla de manera estrepitosa. Además, contaba con la confianza y la asistencia de Reso, un serafín con alas aladas que era el hijo de Euterpe y que, a pesar de que era un adolescente, conocía varias oraciones potentes de liberación y de fe. Además, Silberio Sampdoria tenía la habilidad de detectar, percibir y sentir la presencia de Zeus o de Hades en el acto lingüístico y comunicacional que se daba entre hombres de paz o ciudadanos mundanos de las metrópolis y los burgos de Europa. Muchas veces el dejo, el acento, la manera dulce y noble de expresarse y/o el hecho civilizado o totalmente radical y brusco en las formas de expresión daba cuenta del credo de la persona y del tipo de reacciones, procederes y decisiones que se tomaba o se atribuía para llevar una acción. Sin duda, Silberio Sampdoria era muy observador y con fijarse y analizar la voz y su cadencia, sabía muy bien a lo que se atenía o se arriesgaba. A veces Silberio Sampdoria se topaba con voces que inspiraban confianza y otras veces ocurría que lo único que le generaba era rechazo. Siempre tomaba con cuidado las impostaciones de la voz porque del juego se podía pasar a la vileza o simplemente quedar en una cuestión amical y sana. Justamente a través de la voz de Pigmaleón Plasccé, Silberio Sampdoria lo pudo conocer a él y a Marine Bon Ami. Pigmaleón Plasccé en su momento preguntó qué le pueden construir a la emperatriz de Francia Marine Bon Ami para que se quede tranquila y no moleste cuando estoy enfrascado en cómo conquistar e invadir todos los países del mundo. Marine Bon Ami aclaró en ese instante que Pigmaleón debería decir que no solamente busca conquista e invasión, sino una buena cama con una sábana de seda acompañado de un buen vino y una musa que le acaricie y le traiga la luna a sus pies si es que no es mucho pedir. En ese momento Euterpe, diosa de la música, le daba tantas pistas, consejos y advertencias a través del sonido de la pileta, de la bulla de contacto de los platos y cubiertos que llevaba el maître y la azafata y de la melodía del vals de música clásica e instrumental que sonaba en el hall y en el salón. Por eso que Silberio Sampdoria empezó a tener varias ideas de lo que podía hacer y cómo actuar y reaccionar en esa situación decisiva, rigurosa, seria y única para Italia y toda Europa. Cuando Silberio Sampdoria se da cuenta que Pigmaleón Plasccé es un tirano y Marine Bon Ami es una aventurera que pondrían en riesgo y peligro la estabilidad de Italia y los italianos, es entonces que el bueno de Silberio utiliza su silbido para llamar a los animales de los Alpes con el pretexto de construir un palacio para Marine Bon Ami, cuando en realidad es para tumbar la residencia real de los villanos más grandes que hasta el momento ha tenido Europa. Lo acompaña Drusila Cagliari, su fiel y eterna compañera con pasos exhuberantes, movimientos sensuales y ademanes deslumbrantes y sobre todo mágicos cuando se da el silbido o la serie de silbidos. Pigmaleón Plasccé muere cuando le cae la pared de mármol del castillo imperial francés cuando está sentado en el trono, embobado, por todo el espectáculo de los dos italianos de la tierra del emperador romano Tiberio. Cuando todo se está derrumbando y viniendo abajo, Marine Bon Ami, a pesar de estar malherida, le reclama a Drusila Cagliari y Silberio Sampdoria por haber matado a Pigmaleón Plasccé. Es entonces que Marine Bon Ami recurre a la hipnosis para someter Silberio y Drusila y tomarlos prisioneros. Es ahí que aparece Reso, el hijo de Euterpe y serafín sanador, quien con una oración potente los libera de la hipnosis y los libra de las garras de Marine Bon Ami, quien muere pisada por un elefante blanco, al que se montan para escapar junto con los animales hacia los Alpes a rehacer sus vidas y vivir en paz. Luego, Silberio y Drusila se suben a un barco que va por el mar mediterráneo hasta Italia. En Italia, los romanos reciben a Silberio y Drusila con bombos y platillos. De esta manera, Europa termina con el afán revanchista y expansionista de Pigmaleón Plasccé y su dinastía monárquica y empieza a vivir un tiempo de paz social, felicidad y mucha prosperidad. Y Josefina le dice a Napoleón Bonaparte en la alcoba de Malmaison: "Colorín colorado, este cuento se ha acabado". Y diciendo esto Josefina le brinda y acerca un jugo con laudano antes de dormir para que Napoleón Bonaparte pueda descansar tranquilamente. Lo que no sabe Napoleón Bonaparte es que ese jugo de frutas en vez de tener laudano, tiene arsénico. Napoleón se lo toma y muere irremediablemente. De esta manera, Josefina evita que Napoleón Bonaparte cometa una fechoría más entrando al Vaticano a coronarse Papa de la iglesia católica aparte de ser desde ya emperador de la Francia Napoleónica Imperial. Además, la hazaña de Josefina en grado heroico procura que los países de Europa por igual vuelvan a vivir en paz y se olviden de vengarse de Francia y las políticas arbitrarias de Napoleón Bonaparte en perjuicio de todo un continente y su gente. Al final, Josefina dice que Napoleón Bonaparte murió de un infarto. Enseguida, Josefina convoca a elecciones democráticas y se va a vivir a la Isla de Santa Elena. En la Isla de Santa Elena Josefina cultiva el arte de la música y compone canciones con un estilo parecido a la Marsellesa en el tiempo que le queda de vida. Después de mucho tiempo, Edith Piaf interpreta las canciones de Josefina en un teatro de Paris, la Ciudad Luz. 


 

viernes, 27 de agosto de 2021

El cantar de los cantares de las tres gracias de Bendito Sea

Escrito íntegramente por Freddie Armando Romero Paredes. La corona española vetó a los árabes en 1525. Magufuli indignado se presentó como el navegante Magallanes, quien, además de obtener financiamiento para una nueva expedición de tierras en las Américas. Magufuli, al escuchar de la boca del Rey de España que él no era Magallanes, le dijo cantando al Rey Bartolomeo: "Y yo soy Magufuli / jeque y mago / de Ghazouani" / "Estaba yo aquí pensando / Qué podría hacer usted / Y surgió una idea / que es muy genial / Ojalá lo haga / antes que lo maté yo" / "Dejé de vetar a los árabes", convierte al Rey Bartolomeo en una estatua de cristal que se rompe al instante por contacto, a la Reina Miriam en una ogra de nombre Mishky que segrega y emana néctar de leche, al infante heredero al trono del Imperio Español de nombre Tolomeo en un ruiseñor, al segundo infante en la línea de sucesión de nombre Tomás en cóndor, al tercer infante de nombre Tadeo en colibrí y a la corte real en estatuas de animales de oro. Todos ellos viajan en carabelas a América en busca de nuevos horizontes y un mejor destino con los miembros de la casa real española como rehenes. Las tres aves en su exploración por la Tierra de Bendito Sea en Madre de Dios y lejos de España reciben el poder de sanación y liberación a través de su talento del canto de parte de la roca gigante mitológica y endiosada de nombre Harakbut, quien es un espíritu protector de la Tierra de Bendito Sea que en el pasado fue un intrépido enviado que salió de las aguas de los mares para fundar Bendito Sea en Madre de Dios. Las tres aves entonarán tres distintas melodías cada una por separado usando la musicoterapia. El ruiseñor cantará para sanar y liberar: "Con mi canto voy / y encanto al Señor / Con tu canto vas / y encantas al Señor / Porque Él veló por ti / cuando nacís / Porque Él murió / por ti aquí en la cruz / y en el hoy por hoy / te da su bella luz". El cóndor cantará para sanar y liberar: "Sabes bien / que también / has luchado / y que puedes dar mucho más". El colibrí cantará para sanar y liberar: "Lucha por tu mundo / trae ya la luz / que el destino es tuyo / si tienes actitud". Con estos tres cantos sanan y liberan a la corte real que estaba convertida en varias estatuas de animales de oro que iban a ser macheteados por Magufuli para obtener miles de monedas de oro para comerciar con los aborígenes de Bendito Sea de Madre de Dios. Todos los días Mishky, la reina Miriam, era ordeñada de los pechos para sacarle el dulce de leche con chocolate para alimentar a los hombres caballo de Magufuli que salían todas las mañanas a cazar animales para convertirlos en estatuas de oro para que después sean macheteados y cortados para obtener muchas más monedas de oro. Después de liberar a la corte real, las tres aves son detectadas, enjauladas y aisladas por el poder de Magufuli. Frente a esto, Mishky llora tanto que sus lágrimas forman un río que da al mar de Bendito Sea. Cuando San Miguel Arcángel, el Príncipe de la Milicia Celestial, se da cuenta que hay una nueva cuenca hidrográfica, navega por esa corriente en un caballito de totora acompañado de sus serafines que cantan: "Navegando y virando en altamar / detiene su andar / y llega a Tierra de Bendito Sea / Las aldeanas que están buenas / lo adoran de a de veras / y celebran sus quimeras / Tenía un poder / Es magia tal vez / Ninguna mujer / lo pudo repeler / De ojos grandes / valiente y fortachón / con gran corazón / para Él y los suyos / un mundo creó / Lo recuerdan con cariño / todos los angelitos / a quienes ayudó / Lo recuerda con cariño / aquel Padre Bendito / que lo encaminó". Después de rezar y llorar durante varias noches ante la roca gigante Harakbut, San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia Celestial, tiene un encuentro a solas con Mishky cuando aparece afuera de la cabaña de Magufuli en Bendito Sea. Mishky le canta a San Miguel Arcángel: "Mi alma glorifica al Señor Mi Dios / Gozase mi espíritu en mi Salvador / Él es mi alegría / Es mi plenitud / Él es todo para mí / Ha llenado la bajeza de su sierva / Muy dichosa me dirán todos los pueblos / Porque en mí ha hecho / grandes maravillas / El que todo puede / Cuyo nombre es santo". San Miguel Arcángel la besa, la convierte de nuevo en la reina Miriam y le canta: "Estaba yo aquí / pensando que tal vez / yo podría ser su dueño / y hacerla mi mujer / Y no sé si usted ya lo pensó / pues es la solución / de que usted y yo formemos / un solo cuerpo y corazón / No soy pura virtud / también yo puedo errar / yo te juro / te prometo / algún día reinaré / Y a como dé lugar iré / por siempre hasta el final / pues me importa / me interesa / el amor de ti, mujer / pues me importa / me interesa / que tú seas mi mujer". Magufuli se despierta y enfrenta al Príncipe de la Milicia Celestial. En ese momento se produce una batalla entre los serafines de San Miguel Arcángel y los hombres caballo de Magufuli que quedan convertidos en unicornios con alas aladas. Magufuli, al pretender convertir al Príncipe de la Milicia Celestial en una estatua de cristal como lo hizo con el Rey Bartolomeo, queda convertido en una estatua de sillar. Al ver que su ser está sano, salvo y libre de las garras de Magufuli, San Miguel Arcángel, el Príncipe de la Milicia Celestial canta: "Cuando la muerte ya falla / la tienes asegurada / y quieres ver a tu amada / echada ya en la cama / Esa mujer que te ama / esa mujer que te añora / esa mujer que desea / que ya estés en la Tierra". Luego, San Miguel Arcángel, viendo debilitadas a las aves reales, las sana, libera y fortalece con esta oración: "Sancti Angeli Custodes Nostris / Defendite nos in praelio / ut non pereamus in / tremendo iuditio / Si consistat adversus / non castra in hoc / ego sperabo / Domine libera animan / mean de malo". Y dicho eso el ruiseñor se convierte en Tolomeo, el cóndor se transforma en Tomás y el colibrí vuelve a ser Tadeo. Todos los miembros de la casa imperial española y la corte real regresan al Palacio de la Zarzuela de Madrid montados en los unicornios mágicos que vuelan por los aires junto a San Miguel Arcángel. El Príncipe de la Milicia Celestial reina con Miriam el Imperio donde no se oculta el Sol hasta que Tolomeo tenga la mayoría de edad para asumir el cargo de Emperador. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.