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Me matriculé en el Colegio Pedro Ruiz Gallo para ir a estudiar y hacer mi primaria y secundaria. La condición que tenía en el Colegio Pedro Ruiz Gallo era de nieto de militar gracias a mi abuelo Comandante en retiro del servicio de sanidad Tomás Aquino Romero León. Las matrículas y las pensiones de cada grado de primaria y cada año de secundaria fueron pagadas por mis abuelos Tomás y Gela y mis papás Freddie Antonio y Doris. Para aprobar todas las materias y los cursos de primaria y secundaria tuve que leer libros de cultura general del Plan Lector del Estado Peruano y estudiar varias horas hasta muy noche. A mí ningún profesor me regaló nota. La graduación del colegio la pagué con los giros de mi mamá Doris. Siempre me esforcé por ser tercio superior a nivel de año escolar. Nunca supe que me estaban grabando para hacer películas. Nunca supe que había contrato con Hollywood. Nunca supe que estaba haciendo películas. Nunca oí el claquetazo ni mucho menos me dijeron las palabras "luces", "cámara" y "acción". Nunca supe cuál era mi línea o parlamento de niño. Nunca supe quiénes eran los villanos y quiénes eran los buenos en las películas. Nunca vi ni mucho menos supe qué director o qué productor estaba detrás de todo. Nunca supe cuál era el estudio de Hollywood que había detrás de todo lo que ocurría. Nunca conocí al equipo de filmación que había detrás. Nunca vi las películas que hice en mi casa. Nunca firmé autógrafos. Nunca recibí un premio por las películas que hacía. Nunca firme un contrato formal con el estudio. Nunca supe que los directores del colegio Pedro Ruiz Gallo, los padres de familia de mi salón de clases y mi año, y mis compañeros de aula y promoción me habían vendido y habían lucrado conmigo. Nunca recibí algo de dinero por aparecer en las películas. Yo lo que hacía era vivir una vida y no actuar. Yo fui al colegio a formarme, a instruirme y a ser un hombre de bien para insertarme en la sociedad peruana y en el mundo globalizado de hoy. Confié en la educación de los militares de la misma forma que mi abuelo Tomás Aquino Romero León había confiado en el servicio de sanidad del Ejército Peruano. Siempre le tuve fe a la institución castrense de mi Perú porque de esa institución había salido Pedro Ruiz Gallo, Francisco Bolognesi y varios héroes y mártires que dieron honor y dignidad al Perú. No sé cuánto ganó el dictador Alberto Fujimori por la inversión del estudio de Hollywood y por las películas que este estudio que no sé cuál es hizo en Lima. Cuando hice la primera comunión y la confirmación en el Colegio Pedro Ruiz Gallo fue porque quería acercarme a Dios, vivir mi fe católica y crecer espiritualmente, y no porque quería armar un show y generar interés en la audiencia que veía las filmaciones. Gané el pasaje a España gracias al esfuerzo de mi abuelo Tomás Aquino Romero León y mi buena suerte por ser buen nieto y buen hijo. A mí nadie me regaló nada nunca. Yo siempre luché y trabajé duro para tener lo que tengo en afectos personales, títulos y distinciones y llegar a donde estoy ahora. Siempre me presenté con el nombre de Freddie Armando Romero Paredes. Siempre hice el esfuerzo por darle credibilidad, prestancia y honor a lo que representa Freddie Armando Romero Paredes. Viajé a España con mi familia Paredes para conocer España, disfrutar con mis familiares una buena estancia, hacer turismo, ampliar mis horizontes y conocimientos y no porque quería hacer mi vida más interesante para una supuesta carrera cinematográfica o ganar seguidores en Madrid, Toledo y Aranjuez cuando los visité. Creo firmemente y soy un convencido que mi familia merecía respeto a su privacidad, a una vida íntima y personal y a un espacio de sano esparcimiento. Se trata de varias vidas que tienen derecho y dignidad. Se trata de mi familia. Una familia con la que yo crecí y compartí varias cosas como la unión familiar. Por eso pido que se haga justicia.

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