Escrito por Freddie Armando Romero Paredes. Yo era un hijito de papá en el Instituto San Ignacio de Loyola (ISIL) (la Zanganacio) . Luego entré al servicio militar voluntario a disciplinarme y enderezar mi vida. Después entré al Instituto Cepea con la liquidación del servicio militar y con la ayuda de mis abuelos, mis papás y principalmente la guía y orientación del Padre Carlos Rosell de Almeida senté cabeza, me trazé una meta y cumplí todas mis obligaciones como hombre y como caballero dando mucho más de lo que se debe dar para ser el mejor y salir airoso y victorioso. Muchas veces no se trata de decir "no puedo", "ya estoy mayor", "ya fue", "ahí no más", "no la voy a hacer", sino se trata de darse la oportunidad, rehacer la vida cuántas veces sea necesario, comenzar de cero con fuerza, reinventarse, acogerse a un motivo y una razón de ser para seguir de pie y salir adelante y ser responsable con la vida que llevas y con las vidas que te rodean. Porque nadie lo va hacer por ti, depende de ti avanzar y crecer y porque tu vida la vives tú y no la vas a vivir por otros porque tú eres el que decide por convicción y como ser humano libre ante la ley de Dios y la ley de los hombres. Uno hace su camino y Dios se encarga del destino. Y como Cepea es un buen instituto que se esfuerza por ser mejor, sigo allí y ahorita estoy estudiando mi segunda carrera que es Guía Oficial de Turismo. Todo es cuestión de superarse. No se necesita tocar fondo para cambiar porque a veces una vez que se toca fondo ya no se puede salir de ese hueco hondo y oscuro. Mis abuelos, mis papás y sobre todo el Padre Carlos Rosell de Almeida hicieron la diferencia y mi título es el resultado. Ahora los de la Zanganacio les arde y les pica por el nombre ridículo "Cepea" y a veces para burlarse dicen "Mallanep". Lo que no saben es que Cepea es uno de los institutos más antiguos de Lima, tiene 46 años, está creciendo, nunca pierde su nobleza, su sencillez y su modestia, es emocional y paternal y nunca porcentual y comercial, todo lo que ha logrado le ha costado esfuerzo, agallas y coraje y los alumnos no son de cuna de oro, sino que son hombres y mujeres que se rajan el lomo por un futuro mejor.
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