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sábado, 1 de octubre de 2016
La Hijastra y el Lobo
Escrita por Freddie Armando Romero. Giovanna era la reina madura, quien antes fue la esclava del rey Alonso para luego hincar el caballo de la reina Irene para que esta muriera y se pudiera casar con el viudo rey, para que después ella misma desde el torreón de la reina ordenara atacarlo con una flecha al arquero de su amante, a quien después del objetivo cumplido le clavó una daga para que luego él cayera desde lo más alto del torreón para que así nadie supiera la verdad. No contenta con todo lo que había hecho, la reina Giovanna se había enamorado de Felipe, un apuesto joven príncipe del reino vecino y, como sabía que era heredero al trono, quería conquistarlo a como dé lugar, a cualquier precio y de cualquier forma. Tal es así que un día la reina Giovanna acordó con la reina Silvana, la madre del adolescente príncipe llevarlo a un picnic para que el adolescente se recreara junto con su hijastra Gabriella, la hija de su difunto marido. Como la reina Silvana se rehusaba a darle permiso a su hijo Felipe; entonces la reina Giovanna la hipnotizó de la misma manera que había hipnotizado al esposo de la reina Silvana, el rey Javier, para de esta manera convertirse en la amante y querida del rey y los dos reinos se unieran volviéndose más fuertes y, a la vez, más tentativos y jugosos para las manos poderosas de cualquiera. Como tanto la reina Silvana como el rey Javier estaban hipnotizados, lo demás era fácil para los planes de cualquiera. Así que simuló un secuestro a la calesa de los reyes en un supuesto viaje a las tierras feudales de todo el reino para luego mandarlos sin que nadie se diera cuenta a una cabaña de los tres chanchitos, la cual estaba custodiada por duendes, quienes tenían la orden de darles de comer y no dejarlos salir a cambio de más oro para sus cofres y arcas. Para la gente del reino, los reyes Silvana y Javier habían muerto en el accidente de la calesa real; pero, solamente la reina malvada de Giovanna sabía que estaban vivos en una cabaña amurallada con duendes que les hacían la vida imposible. Es entonces que se concreta el picnic. Felipe, el príncipe adolescente y Gabriella, la sufrida hijastra se enamoraron y se pusieron a jugar en la laguna aprovechando que la reina bruja dormía bajo un árbol. Más adelante, la reina madura se le insinuó al adolescente para casarse con él, sentirse más joven y deseada en Europa; pero, ya era demasiado tarde porque tanto el príncipe como la princesa se habían flechado el corazón y habían consumado su tierno, febril y verdadero amor. Es entonces que a la princesa Gabriella, la hijastra, la deja preparando la comida con leños y a él se lo lleva a un cercano bosque, donde nadie ve lo que ella iba a hacer. Estando en lo profundo del bosque, Felipe, el adolescente príncipe, le dice a la vieja bruja que él y su hijastra están enamorados, que muy pronto van a tener mayoría de edad y que ya se entregaron mutuamente. Es entonces que la reina bruja, viendo que ha sido rechazada y despreciada y llevándose por los mal sanos sentimientos de ira y frustración, lo convierte en lobo, quien, de inmediato, la ataca delante de su hijastra, quien le dice que la comida ya está lista. Acto seguido, la madrastra lo hiere gravemente con una espada al lobo y lo deja medio muerto antes de que abra la boca para contar la verdad. Gabriella, la hijastra se sorprende. A lo que Giovanna, la madrastra, le dice que fue por precaución, pues no quería que la bestia, el inmundo animal las atacara. Luego, la princesa Gabriella le pregunta por Felipe, a lo que la reina Giovanna le dice que unos emisarios vinieron de urgencia a buscarlo y se fueron con él. Ellas se van y dejan al lobo solo y moribundo, a quien los siete enanos llegan a socorrer con la ayuda de plantas medicinales peruanas como uña de gato, quina, quinua, kiwicha, maca, polen, algarrobina y llanten. El lobo, como no tiene donde vivir, intenta recuperar sus palacios, casas, chalets y casonas; pero, la bruja manda a los tres chanchitos para que le quiten sus casas y lo dejen a la intemperie y sin hogar. Es ahí que los siete enanos, viendo que el lobo había perdido todas las propiedades que él tenía, lo acogen en su casa. Como siempre el enano renegón pone peros y les dice a los demás que es peligroso tenerlo porque los puede atacar y comer. Pero, luego, el lobo les dice que es Felipe, el príncipe del reino que quedó convertido en lobo por culpa de una reina bruja que impedía que él amase con total libertad a su hijastra, quien era tratada como lo peor, como una esclava. Es así que el lobo se queda viviendo con ellos. Entonces llega el tiempo de ir a la escuela secundaria del poblado más cercano, donde cuadrupedos y humanos van allí. En ese centro de estudios se puede observar minotauros, hombres caballo, seres alados y mitológicos. Giovanna, la reina bruja, como es tacaña, ridícula, egoista y como no quiere gastar dinero en construir un centro de estudios, donde haya inicial, primaria, secundaria, instituto y universidad, manda a su hijastra a estudiar a la misma escuela. Allí en el colegio el lobo conoce a Caperucita Roja, quien viendo que su abuela y su familia pasan por crisis económica, recibe dinero de Giovanna, la reina bruja, con la condición de que denuncie al lobo de Felipe por acoso para que lo que lo saquen del centro de estudios y librarse una vez más de él. Caperucita se sorprende porque no sabe que el lobo es un príncipe azul con un castillo medieval en un reino, donde los súbditos lo quieren, lo adoran, lo admiran y lo aman por ser noble, sensible, justo y cercano a la gente. La reina bruja le dice que no haga preguntas, que se limite a obedecer si quiere recibir mucho dinero y solo cumpla con su deber al pie de la letra. En ese instante, la conversación es escuchada por su hijastra, quien ha quedado cautivada y enternecida con el lobo como si lo conociera desde antes, pero no sabe de dónde. Caperucita se pone a hacer su maquiavélico plan; pero, durante el tiempo de estudios, no se quiere dar cuenta que ella también está enamorada del lobo, porque ella es necia, terca, testaruda y porque solo le importa el dinero porque sin dinero no tendría caperuzas de todos los colores, lujos, comodidades y capital para hacer lo que le viniera en gana. Al lobo de Felipe lo llegan a botar por un acoso que nunca ocurrió y llora amargamente ante el monumento hecho en honor a la Virgen del Carmen, porque una vez más se separa de Gabriella, su princesa amada. Precisamente, en ese momento, se encuentra con Gabriella, la hijastra, a quien le duele que él sufra, luego el lobo de Felipe toma una lágrima de la joven Gabriella con su dedo y se lo lleva a la boca, después Gabriella lo abraza y ambos se dan cuenta que si uno de ellos se aleja, la vida no va ser la misma de antes. En ese minuto el lobo y la hijastra se besan sin importar de que el mismo lobo sea baboso, tenga colmillos y sea peludo. Cuando el lobo de Felipe está a punto de contarle la verdad, al segundo ocurre algo mágico, inesperado, inusual. El manto de la Virgen del Carmen del pedestal cubre a ambos y hace que el lobo se convierta nuevamente en el príncipe Felipe, heredero al trono, recuperando así su figura original. Felizmente que nadie ve, pues todos estaban distraídos haciendo miles de asuntos propios de aldeanos y burgueses. La reacción de la princesa hijastra no se hace esperar y se alegra al ver que reencontró al primer y único amor de toda su vida. La Virgen del Carmen mientras tanto se sonríe, guiña el ojo y se petrifica de nuevo para que nadie se de cuenta de lo que ocurrió. Y como el lobo ya no es lobo, el príncipe Felipe sigue estudiando con su amor hasta convertirse en profesional. En cuanto a Caperucita, cuando llega a su casona, se da cuenta que ella está sola, vacía, sin compañía y es una fracasada. Lo peor es que tiene tanto dinero que no sabe qué es lo que puede hacer. Entonces ella decide ir a al bosque a buscar al lobo que humilló, denigró, minimizó, mansilló y difamó y llega a ver a un lobo al que le están a punto de disparar; y, como ella es tan bruta y atolondrada, corre con la finalidad de impedir que le disparen al lobo sin importar de quién se trate. Lo que ella no sabe es que ese lobo es un lobo real, quien al verla cerca, piensa que es uno de los cazadores que le quiere hacer daño y, entonces, el enardecido lobo la desfigura y descuartiza en cuestión de segundos. Segundos después, los cazadores, pensando que a ellos también los iba a atacar el lobo, empiezan a dispararle al animal, quien tenía en su poder a una Caperucita moribunda que podía salvarse; pero, que terminó rematada de tanto balazo. Es así como una piedra del camino sale de la vida del Príncipe Felipe y la Princesa Gabriella, quienes yendo en su camino al palacio del reino encuentran a Hansel y Gretell, dos niños que no tienen donde vivir porque su padre está con una madrastra. Es entonces que los agarran de la mano y se los llevan para darles una mejor calidad de vida. Más adelante, también encuentran al Lazarillo de Tormes, un niño pillo y astuto que se vale de su ingenio para poder sobrevivir, a quien también agarran de la mano y lo llevan junto con Hansell y Gretell para darles calor de hogar. Llegando a palacio, ven a otro niño que se llama Oliver Twist, quien es bien perecido, hambriento y goloso y siempre anda pidiendo más. Los príncipes lo llaman a Twist y le dicen que no se preocupe, que con ellos va a tener amor maternal y se va junto con Hansell, Gretell y Lazarillo de Tormes. En la puerta de palacio, observan cómo Gepetto de 99 años ya no tiene fuerzas para hacerse cargo de Pinocho, un niño de verdad. Entonces, los príncipes le dicen a Gepetto que no se preocupe, que su hijo va a tener educación, comida y no le va faltar nada y se va feliz de la mano junto con sus nuevos amigos y hermanastros. Ya en tierras feudales los príncipes se encuentran con el argentino Aquino Mitre De Angello y sus 7 hermanos. Es entonces que los príncipes también los acogen. Y es así como todos esos niños se vuelven grandes amigos y hermanos inseparables de Leonor, la hija de los príncipes, quienes son descendientes de Fernando de Aragón e Isabel La Católica, fundadores del reino español. Estando reunidos en el castillo, los niños hospedados, como una muestra de agradecimiento, le cuentan al príncipe Felipe que los duendes en estado de ebriedad le habían contado al Lazarillo de Tormes, quien tomó un cofrecito de monedas de oro sin que se dieran cuenta los mismos duendes para pagar la alimentación de una semana, que los reyes Silvana y Javier estaban vivos y presos en la cabaña de los duendes en lo lejano del bosque. Es entonces que Felipe reza a Dios, quien le manda como ayuda al arcángel Rafael, quien, al ver que los duendes corren con palos para atacarlos en pleno campo, bate sus alas como un ventilador humano haciendo que los ofensivos duendes vuelen por los aires sin un rumbo definido. Pasado el peligro, el príncipe Felipe y el ángel de Dios entran en la cabaña. La luz que irradia el ángel Rafael es tan fuerte que hace que los reyes vuelvan en sí. Tal es así que Felipe llega a decir que se había hecho la luz porque la ayuda divina y redentora estaba presente en toda la casa. Enseguida el ángel Rafael dice que solamente es un enviado de Dios para hacer el bien, generar felicidad y procurar bienestar. El oro acumulado en cofres, arcas y barriles por los duendes pasa a invertirse en una posada para que pasen la noche los que menos tienen y en un gran centro educativo para instruir a los hijos de los aldeanos desde temprana edad hasta la juventud. Giovanna, la reina bruja, llena de dolores y afecciones en su cuerpo por los efectos de los conjuros, oye el sonido de las trompetas que indican que los reyes y los príncipes se acercan escoltados al palacio. Amargada y furibunda al saber que al final el bien triunfó sobre el mal y que sus planes se desbarataron para caer en saco roto, la vieja bruja agarra un arco con 4 flechas desde su torreón para disparar a la familia real. La vieja reina retorcida dispara; pero, en ese instante, en el cielo aparece el arcángel Rafael que nuevamente bate sus alas ocasionando que las 4 flechas cambien de rumbo y regresen con dirección a Giovanna, la reina maldita, a quien le caen las flechas dejándola moribunda. Estando moribunda en lo alto del torreón se le aparece el ánima del arquero, a quien mató después de ordenar matar a su esposo y quien la asusta de tal forma que causa que la vieja resbale y caiga al precipicio, generando así una muerte rotunda. Los príncipes se casan, se van a vivir con los niños recogidos y tienen más hijos. Los reyes se sienten felices al ver que la familia real crece y se hace más fuerte. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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Soy Freddie Armando Romero Paredes. Tengo 35 años de edad. Nací el 25 de febrero de 1986 en el Hospital Edgardo Rebagliati Martins de Jesú...
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