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domingo, 27 de agosto de 2017

Retorno a Coloría: El corazón de Heureau

Creado y escrito íntegramente por Freddie Armando Romero. Luego de la 1° aventura en Coloría, Orlando Ojeda ve crecer con normalidad y naturalidad a sus hijos. Tal es así que Orlando les enseña a ser independientes, a valerse por sí mismos, a no dejarse vencer por el desánimo, a luchar y trabajar duro por lo que quieren y a valorarse como personas. Hasta que un día Orlando va a Coloría a ver a la Inmaculada, su esposa, y no regresa. Entonces, Herodías, una mujer vestida de un blanco brillante, quien tenía la misión de borrar cualquier imperfecto de la animación y que hasta podría decirse que era como el borrador o el liquid paper, se rebela ante el régimen porque no le gusta que Inmaculada, el espíritu protector, la opaque y entonces se aparece ante Hisam Ojeda, la hija mayor de los Ojeda, quien le dice a la mujer, que dice venir de parte de Orlando Ojeda y la Inmaculada, que sus hermanos están durmiendo para ir a la secundaria y que ella tiene que ir a la universidad al día siguiente. A lo que Herodías le dice que su padre los necesita para un nuevo dibujo en Coloría. A lo que Hisam le dice que ella irá en lugar de ellos, pues tiene el conocimiento necesario. Es entonces que las dos se van; pero, cuando cruzan el pasaje, Herodias chorrea agua ras para que resbale y se golpee la cabeza. Luego, Herodias arrastra y amarra a Hisam junto a Orlando. Y es entonces que Herodías borra los árboles que dan fruto y que alimentan y sacian el hambre de los dibujos. Luego, Herodias va a la casa de los Ojeda y, aprovechando que Habib está en el baño, Herodias genera un reflejo en el espejo que el mismo Habib ve, donde se puede apreciar a su padre y hermana secuestrados, inconscientes y deshidratados. Es entonces que Habib corre, pero se resbala con el charco blanco que Herodias genera. Luego la misma Herodias lo arrastra, lo amarra y traslada el cuerpo junto con Orlando y Hisam. Habib despierta, trata de desanudarse y cuando está por mancharla con pinturas, temperas y tintas chinas y absorberla, Herodias le escupe y salpica tinta blanca de su mismo ser en la cara y lo duerme. Y es entonces que borra con su líquido las casas y los medios de transporte. Por la mañana Heureau ve gotitas blancas que van en dirección a la computadora de la casa y entonces se da cuenta que todos están en Coloría. Y por eso va lo más rápido posible montando a Mieau, el mouse de fibra óptica de la computadora. Llega a Coloría y el paisaje está incompleto. Asimismo, su madre Inmaculada se está desvaneciendo y es por eso que Inmaculada le dice que tenga cuidado con esa mujer que aunque brille de blanco no es buena, pues no todo lo que brilla es oro. Y es entonces que se encuentra con Herodias, quien dice ser la hermana de la Mancha, que ha regresado para vengarse y que lamentablemente el único que puede corregir toda la animación es Orlando Ojeda y cómo él está amarrado, inconsciente y sin fuerza ya nada se puede hacer. Es entonces que Heureau le dice que el mismo le va ayudar a borrar la animación restante. Por eso, para comenzar, Heureau bajará el Sol para aplicar el borrador ó corrector líquido. Pero, cuando ya bajó el Sol, Heureau le dibuja rápidamente un corazón y le dice que sienta la radiación de la luz del amor. El amor propio de la autoestima, el amor de los hijos con su padre y de los padres para con los hijos, el amor hacia los más necesitados, el amor de los esposos, el amor hacia la obra que uno concreta y el amor que debes tener tú. Porque amarilla y llena de luz es la iglesia católica, el universo y la misma creatividad. Tal es así que la luz del Sol tumba a Herodias, la fulmina y la hierve con tanto calor que se produce. Y es ahí que la animación vuelve a reproducirse, multiplicarse y más si se cantan los salmos que los profetas cantaron, cantan y cantarán en el momento de la salvación. El agua ras hierve y se consume. Los cuerpos y ánimos se restablecen y Orlando Ojeda, su esposa la Inmaculada, Hisam, Habib y Heureau viven felices por un buen tiempo, pues ahora saben que la maldad siempre acecha y tenta por más que reine el bien. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.


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