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lunes, 14 de agosto de 2017

No solamente de asistencialismo vive el peruano

Escrito por Freddie Armando Romero. Es cierto que Fujimori apaciguó al Perú y lo insertó de nuevo en el orden mundial, volviéndolo elegible para la inversión, el comercio internacional y para restablecer las relaciones internacionales con cada uno de los países de los cinco continentes en el mundo. Pero no se preocupó por sembrar y asegurar un futuro a largo plazo para el país. No se preocupó por generar inversión duradera y no efímera. Trabajó y apoyó a los grandes empresarios sin procurar que las mypes y pymes crecieran y alcanzaran desarrollo para ellos mismos. Se vulneró los derechos de los trabajadores recortándoles beneficios laborales. Se reprimió los sindicatos y asociaciones de trabajadores quitándoles su derecho a protesta y a formular cuanto reclamo y queja ellos tenían. Y vio como solución a todos los problemas que aquejaban al país el asistencialismo. Un asistencialismo que hoy es practicado descaradamente y sin vergüenza alguna en las elecciones presidenciales y comicios municipales por sus hijos Keiko Fujimori y Kenyi Fujimori, quienes reparten tapers a cambio de votos cuando este tipo de medidas, métodos y estrategias es ilegal y deja mucho que desear porque se entiende como una compra de conciencia. Con el asistencialismo no se soluciona nada, más bien se malacostumbra a la gente a que no trabaje, a que espere por lo que el Estado le prometió y a que reclame de mala manera si no se le da. Se trata de ayudar a salir adelante y no de dar todo en bandeja para solucionar la vida. Fujimori no pensó que las políticas, programas y proyectos sociales que tratasen de empoderar, capacitar, fortalecer y preparar el talento, el capital humano y premiasen la iniciativa, la proactividad y el emprendedurismo. Fujimori practicó el asistencialismo porque quería un pueblo peruano que dependiera y que no fuera capaz de ser libre y pleno. Por eso es que la pobreza en el 90 sí disminuye, pero en el 2000 vuelve a su estado inicial, lo cual significa que fue una década pérdida que al final no se aprovechó. Y no se aprovechó porque Fujimori estuvo más preocupado con Montesinos en actos de corrupción, en delitos de lesa humanidad como la Cantuta, Barrios Altos y las esterilizaciones forzadas, en controlar y manipular las líneas editoriales de la prensa, televisión y radio para crear psicosociales y falsas alarmas y especulaciones, en comprar conciencias y jalar a la fila del oficialismo a los políticos de la oposición y, lo peor de todo, estuvieron tan preocupados en la corrupción que pudieron crear un narco - estado y dañar al Perú para toda la vida. Y es por eso que Fujimori está preso y así se debería quedar hasta cumplir su condena. Y es por eso también que organismos no gubernamentales, fundaciones, asociaciones y entidades pro derechos humanos protestan todos los años para que Perú recuerde el decenio vivido de Fujimori, tome conciencia y no cometa el mismo error de la década del 90 votando por un Fujimori que encarna el proyecto, la línea y la base programática basada en corrupción, autoritarismo y abuso; o, por alguien que no es Fujimori, pero es capaz de patear el tablero y establecer un orden acorde a su conveniencia e intereses personales creados con el único fin de enriquecerse y mantener el status quo para que todo siga igual y haya impunidad para el político ratero o militar delincuente que asuma la presidencia del Perú.

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