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domingo, 11 de septiembre de 2016

Wayra y Wira, el Origen de Hanan y Hurin Cuzco

En el dormitorio principal del Coricancha, el gran palacio de Wiracocha, el cual tiene un ambiente cálido y rústico por la presencia de piedras labradas, decorado sencillamente con la orfebrería y las artesanías que la gente del Tahuantinsuyo elabora, está dando a luz Mama Cora. Junto a ella está la partera y sus dos ayudantas, quienes están apoyando en las labores del parto, dándole todo el apoyo necesario a la esposa inca. La partera sale del cuarto y avisa al Inca Wiracocha del acontecimiento, quien de inmediato entra a ver a su esposa y a sus dos hijos, quienes tendrán como nombre Wayra y Wira. Y Wira y Wayra tienen 16 años, la edad en la que uno demuestra sus artes y habilidades. Los dos hacen los tests. Wiracocha da los resultados de las pruebas en las que Wayra ha salido altamente calificado y Wira no. Wayra conversa con su enamorada Aura, a quien trata de decirle que se tienen que separar por un tema de conflicto interno; pero, al final no puede contarle la verdad de que se tiene que ir. Wayra conversa con su hermano gemelo Wira para suplantarse, ya que Wayra está enamorado de Aura y Wira quiere demostrar su capacidad como guerrero inca. Sin que nadie lo vea, detrás de una puerta, escucha la conversación entre los dos hermanos gemelos el chamán del reino llamado Chacha. Chacha prepara un hechizo y toma la misma faz, forma y figura de Wira para así suplantarlo, infiltrarse dentro del Imperio y eliminar uno por uno a la panaca real, la familia imperial. Wayra le cuenta la verdad a Aura de que Wira tomó su lugar porque Wira quería demostrarle su capacidad a su padre, el Inca Wiracocha. Chacha simula que Wira ha llegado de la guerra y se presenta ante Wayra y Mama Cora. Chacha comunica que el Inca Wiracocha murió en el enfrentamiento. Por eso se da un receso. Mama Cora y Wayra toman de la copa envenenada al brindar por el regreso de Wira (Chacha) y se desmayan. Chacha los encierra bajo siete llaves. Dentro de ese encierro, Wayra le dice a Mama Cora que es Wayra y no Wira, que nunca se fue a la guerra por amor a Aura y que no sabe cuál es el paradero de Wira, a quien permitió que lo suplantará para irse a la guerra y demostrar su valor. Chacha, convertido en Wira, se hace pasar por Wayra y le propone matrimonio a Aura. Aura, bajo las ínfulas, la hipnosis y el poder de convencimiento de Chacha, dice que sí y acepta. El Inca Wiracocha y Wira impiden que se case Chacha (Wayra) y Aura. Wira mata a Chacha con una lanza en el lunar falso del pie que revienta por estar lleno de pus y hace que Chacha se vuelva en polvo y desaparezca para siempre. Reventado el lunar, los soldados incas vuelven en sí y reconocen a la familia imperial como la única y auténtica, capaz de gobernar el Tahuantinsuyo. Hasta la misma ñusta Aura vuelve en sí y recupera la razón. El conjuro se deshace y todo vuelve a la normalidad. Esta acción heroica hace que el Inca Wiracocha descarte de aquí para adelante cualquier prueba de valor, valore a sus dos hijos por igual y concrete la conformación del Hanan Cuzco para uno y el Hurin Cuzco para el otro. Asimismo, Wayra se casa con la ñusta Aura, el alma del Tahuantinsuyo, y Wira se casa con Quincha, a quien irían dedicadas muchas fortalezas incaicas.

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