Escrita por Freddie Armando Romero. Fernando de Aragón estaba casado con Isabel La Católica; pero, una noche tiene un ardiente idilio con una musulmana y una judía, pues a Fernando le llamaba la atención que jeques, califas y shas tuvieran concubinas. Es entonces que se puso a pensar si yo soy el rey de España, ¿por qué no he de tener concubinas? Creo que me lo merezco, se dijo a sí mismo. Por eso es que se dejó envolver y tuvo tórridos y fuertes encuentros con una musulmana y una judía, quienes quedaron embarazadas sin saberlo ni presentirlo. Isabel La Católica se llegó a enterar y cuando Fernando estaba con la musulmana y judía lo llegó a soprender por la ranura grande de la puerta. De un momento a otro, Isabel La Católica presiona a Fernando de Aragón para que envíe a América a la musulmana y a la judía. Fernando se queda callado. Isabel le dice que su silencio lo expresa todo, ni una palabra más y mucho menos te puedes negar. Es entonces que la musulmana y la judía viajan en carabela a América, un continente donde no habían todas las necesidades básicas. En ese trayecto nacen Husmann Faroq y Hassan Faroq, hijos de estas dos mujeres, los cuales se convierten en hermanos inseparables. Todos ellos llegan a la Florida española y se dan cuenta que allí habían incas, aztecas, mayas y araucanos oprimidos por el poderío español. Sus madres son explotadas y maltratadas por nobles españoles. Las dos estando mal de salud los encargan a una familia cuzqueña que había emigrado a la Florida y que los recibe con mucho agrado, pues tanto los musulmanes, judíos y amerindios eran razas oprimidas por la corona española, dueña de un imperio donde nunca se ocultaba el sol. La familia cusqueña de Chumbivilcas le cambia de nombres a los niños chiquitos y les pone Shuño Chullo al mayor y Chucho Chullo al menor, quienes reciben la indumentaria incaica: un chullo, un poncho, un pantalón de lana y unas ojotas. Tanto Shuño Chullo como Chucho Chullo se dan cuenta que pueden taparse los ojos con el gorrito de lana y ver a través de esos tejidos la intemperie. Es entonces que siendo adolescentes y habiendo pasado por el bar mitzvah, deciden convertirse en un dúo de bandoleros que ponga en aprietos a los realistas españoles e ingleses y socorra a la gente amerindia cuando esta esté en peligro por culpa de nobles déspotas, quienes creen que, por tener oropeles, gollerías y favores de la realeza, pueden hacer lo que se les de la gana. Es así que, mediante los conocimientos medio orientales y las artes incaicas junto con las plantas medicinales, empiezan a defenderse y a luchar sin importar que lleguen a una edad adulta y avanzada. Cuando se presentan, se hacen llamar “Los Caballeros de Lana” por toda la indumentaria basada en la textura de lana, propia de los incas. Incluso se llegan a casar con amerindias, quienes respetan y admiran sus intrépidas aventuras. Paralelamente, surge un héroe enmascarado “El Zorro”, a quien ellos dos admiran; pero, luego quedan decepcionados cuando en los pasquines y folletos sale la noticia de que Alejandro de la Vega, más conocido como “El Zorro”, ha firmado la anexión de California, la cual era de México, a Estados Unidos de América. No obstante, Shuño Chullo y Chucho Chullo viajan por todos los Estados Unidos para proteger y ayudar a los apaches, caras pálidas y tribus aborígenes de América del Sur como los incas, huancas, aymaras, quechuas, araucanos, amazónicos, quienes junto con los aztecas y mayas se encuentran en un estado de ilegalidad. Ya en su etapa un poco más longeva, los hijos de Shuño y Chucho se encargan de defender a los negros en la Guerra Civil Estadounidense, donde hay una pugna constante entre el norte y el sur de Estados Unidos de América. Pasan los años, y guiados y aleccionados por sus padres y abuelos, los nietos de Shuño y Chucho se unen a la causa del Che Guevara y Fidel Castro para evitar que Estados Unidos se apodere de Cuba y buena parte de Centroamérica. Los FARoq se convierten así de esta manera en los faros que iluminan, vigilan, protegen y velan todo el hemisferio del norte. Hay quienes les increpan y les dicen que si su ancestro fue Fernando de Aragón, los FARoq deberían reclamar el trono de España. A lo que ellos contestan que desde que desembarcaron en la Florida Española y se mezclaron con los demás amerindios, ellos por voluntad propia decidieron ser, formar parte y mezclarse entre súbditos y plebeyos para apoyar la causa y gesta emancipadora de toda América, desde Groenlandia hasta la Patagonia.
Husmann Faroq y Hassan Faroq, los hijos de Fernando de Aragón nacidos en plena expulsión de los árabes. (1° concepto)
Husmann Faroq y Hassan Faroq convertidos en Shuño Chullo y Chucho Chullo, los caballeros de lana. (2° concepto)
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