Escrito por Freddie Armando Romero. Desde muy niños nos enseñan en el colegio que "pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla". Incluso nos llevan al "Museo de la Memoria", al "Lugar de la Memoria" en el malecón de la Costa Verde, al monumento de "El Ojo que llora", al "Museo de la Nación" que tiene una muestra permanente en un apartado y acondicionado espacio dentro del edificio del Ministerio de Cultura y nos proyectan documentales sobre la heroica misión de los Comandos Chavín de Huantar, Sybilla (la viuda de Arguedas) y otros más materiales audiovisuales preparados con el objetivo de mostrar una parte dolorosa de la historia, pero también para concientizar y llamar a la reflexión, la práctica y la acción sobre el uso de la fuerza y la violencia que trae sufrimiento y retroceso. Y es que ¿cómo se puede ceder, permitir, negociar y perdonar después de tanta preocupación y dolor que cala los huesos y no deja vivir? Sin lugar a dudas, el mausoleo en Comas construido en exaltación a los terroristas muertos debe desaparecer.
El Presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, después de enterarse de lo ocurrido en Comas, dijo que efectivamente el mausoleo debe desaparecer. Y soy un convencido de que tiene razón. Y es razonable su opinión y orden como presidente porque si en el día de los muertos y de los santos se le rinde tributo a personalidades históricas, familiares fallecidos y gente que ya no está acá más con nosotros, sería preferible prevenir y evitar que ocurran hechos que después podamos lamentar. ¿O es que acaso uno cuando va al cementerio no arma una serie de agasajos, festejos, música, comida, bebida con sus muertitos? Lo mismo podría ocurrir. Perú no es el único. En México celebran y adoran a sus muertos. A lo que voy es que de una normal celebración los terroristas pueden pasar a la apología y la propaganda malsana con fuertes rasgos violentistas. Y eso se debe evitar.
No se puede ser insensible y voltear la página así no más como si se tratara borrón y cuenta. Todos los peruanos todavía no olvidamos los hechos nefastos y sangrientos de Chuschi, Tarata y otros más, los cuales acabaron con las vidas inocentes de peruanos que tenían sueños, planes y muchas ganas de vivir. Cada peruano no olvida las vejaciones, los maltratos, los abusos, los atropellos y los crímenes de lesa humanidad que se cometieron en lugares como Ayacucho a cargo y por orden de los abusivos terroristas. Tantas mujeres, tantos niños y tantos ancianos maltratados, atrapados, capturados y tomados como prisioneros de guerra o rehenes. Tanto dinero extraído de mala manera e injustamente. Y aún así los tenemos que perdonar. Y eso que todavía hacen maldad y media los terroristas ahora convertidos en narcoterroristas en el VRAEM matando militares, policías y negociando como ellos creen conveniente y se les da la gana. Si no fuera por el valor, la entrega y la acción de nuestras fuerzas armadas hace rato nos hubieran matado o estaríamos pasando las de Caín en el campo o en la ciudad.
Reflexionemos toda la sociedad civil como tú y yo y unámonos en la lucha contra el terrorismo. Porque no sólo las fuerzas del orden pueden hacer algo, nosotros también podemos poner nuestro granito de arena.
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