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martes, 20 de diciembre de 2016

Ayar Raymi

Escrita por Freddie Armando Romero en su viaje a Zarumilla y Papayal, en el norte de Perú. En la resistencia de Vilcabamba, Ayar Raymi, uno de los últimos incas cae inconsciente en plena lucha. Los conquistadores españoles lo dan por muerto. Así que lo mandan a meter a un ataúd. Cuando el arzobispo en el velatorio le va a dar la bendición para que lo entierren posteriormente, Ayar Raymi despierta y mira al sacerdote que está sólo y asombrado. Como está en juego su vida y se tiene que salvar uno, Raymi golpea al religioso y lo desmaya, para luego vestirlo como inca y así nadie lo reconozca, para después meterlo en el mismo ataúd, donde él estaba. Ayar, en cambio, se corta el pelo, se peina y se viste como padre con la túnica propia de la orden eclesial; luego actúa como si nada hubiera pasado y se va del velatorio. Desde ese momento será el Arzobispo Abelardo Rojas de Montoya, encargado de la diócesis del Virreinato del Perú. Durante su trabajo como arzobispo, Rojas de Montoya conocerá a la novicia Amanda Luzuriaga, de quien se enamora y con quien vive una relación amorosa prohibida todo el tiempo para esa época. Más adelante, Abelardo, enterado de los abusos e injusticias de los virreyes con los indígenas, llegará a ser "El Acorazado", quien llegará a recorrer todo el territorio virreinal siempre vestido de azul con una pañoleta en la cabeza para diferenciarse de lo que es ser inca y religioso. Incluso, defenderá a Lima de la invasión de los piratas y corsarios desde la Fortaleza del Real Felipe. Ante esto, las autoridades llegarán a creer que se trata de un forajido de la facción de los invasores que se rebeló contra la causa que estos perseguían al ver tanta gente indefensa. El rey lo premiará en la Plaza Mayor de Lima delante de todos los súbditos; pero, al ver que se trata del ocurrente Arzobispo se reirá a carcajadas para luego abrazarlo y felicitarlo por su heroica acción. Y colorín colorado este cuento de padres, incas y bandoleros se ha acabado.

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