Entrada destacada

Freddie Armando Romero Paredes Plans

Freddie Armando Romero Plans Leer más publicaciones en Calaméo

lunes, 30 de noviembre de 2020

Gotas y globos

Creado y escrito íntegramente por Freddie Armando Romero Paredes. Después de haber terminado la creación, Dios celebró su cumpleaños. Para ello, infló varios globos de varios colores para después llenarlo con varios tipos de aire y varias sorpresas existenciales. A un globo de color celeste lo llenó de oxígeno y, junto con ese aire, introdujo dos estatuillas de madera, resistentes a cualquier golpe de la vida, a los que llamó Adam y Eva. De igual modo, metió diversos muñequitos de felpa para que las estatuillas de madera estén bien acompañados. Luego de ver inflado el globo se le cayó una lágrima por el orificio del pico del globo. Y es que Dios estaba emocionado por cumplir un año más de vida y celebrarlo con toda su creación. Esa gota de lágrima mojó de tal manera a las estatuillas de madera y los muñecos de felpa que en ese instante les dio vida para empezar a disfrutar de la fiesta y celebrar la gloria de Dios. Fue una gotita de amor para el servicio a los demás lo que hizo el milagro y dio la gran sorpresa del día. Luego, Dios colgó el globo de color celeste en una de las órbitas del sistema solar. Ese globo era el Planeta Tierra. Después, infló un globo de color rojo llenándolo de nitrógeno y de un ejército guerreros fuertes y aguerridos para defender el universo cuando el cosmos sea vulnerable a cualquier tentación y hambre de poder y a ese globo lo llamó Marte. Más adelante, Dios infló un globo de color rosado llenándolo de dióxido de carbono y junto con ese aire metió a las musas y ninfas para que le sigan profesando amor al mismo Dios y a la creación. Se emocionó de nuevo, cayó una lágrima y las musas y ninfas empezaron a cantar canciones de amor sin detenerse un momento hasta el final de los tiempos. Ese globo era el Planeta Venus que fue colgado también en una de las órbitas. Al siguiente momento, infló un globo de color naranja llenándolo de monóxido de carbono y junto con ese aire metió a los ángeles para que moren el planeta y custodien el universo y sus criaturas sin desampararlas ni un minuto más ni menos. Bastó una gota para que empezaran a cantar como tenores. Ese globo era el Planeta Mercurio que fue colgado también en una de las órbitas. Al siguiente instante, infló un globo de color amarillo llenándolo de hidrógeno para que fluyera como la miel y junto con ese aire metió querubes para que jugaran patinando en el anillo que rodeaba al globo y llenen de dulzura el universo. Fluyó una lágrima para que cayera dentro del globo y empezaran a llenar de risas juguetonas el cosmos. Ese globo era el Planeta Saturno que fue colgado también en una de las órbitas. Acto seguido, Dios infló un globo de color mostaza llenándolo de helio y junto con ese aire metió serafines que empezaron a generar manchas de color pastel al globo ni bien cayó la gota bendita de agua desde los ojos del propio Dios. Ese globo era el Planeta Jupiter que fue colgado también en una de las órbitas. Al siguiente rato, Dios infló un globo de color azul llenándolo de metano y junto con ese aire metió arcángeles para que supervisen y moniten los destinos del universo y lo llenen de su fuerza, espíritu y mística. Se generó una lágrima en el iris de Dios que, al hacer contacto con los arcángeles, Dios mismo pudo ver cómo agitaban sus alas blancas. Ese globo era el Planeta Neptuno que fue colgado también en una de las órbitas. De inmediato, Dios infló un globo de color verde agua llenándolo de amoniaco y junto con ese aire metió aedos que empezaron a tocar la citara ni bien cayó el agua divina de los ojos de Papa Dios. Ese globo era el Planeta Urano que fue colgado también en una de las órbitas. Finalmente, Nuestro Creador infló un globo de color marrón llenándolo de dióxido de nitrógeno y junto con ese aire metió rapsodas que, mediante el contacto con la frescura de las lágrimas de Dios, empezaron a declamar apasionadamente los poemas más épicos y bellos de toda la historia de la humanidad. Ese globo era el Planeta Plutón que fue colgado también en una de las órbitas. Todo era algarabía y todos estaban considerados en el disfrute y el goce del magno evento. El ágape era el milagro hecha vida y verdad. Dracón era el alma de la fiesta. Pero así como existe la felicidad, existe la maldad; y, tanto Luzbel como Dios lo saben. Tal es así que Luzbel, haciendo uso de sus artes psicológicas, recurre a la teoría de Iván Pavlov que trata sobre el condicionamiento clásico y hace salivar a Dracón sacudiéndole un muslo de cordero del rebaño de Abraham de la tierra de Canaan. Lo malo de esto es que toda saliva tiene ácidos por las enzimas que tiene y como es ácido puede dañar lo que ya está creado. Entonces cuando Dracón empieza a salivar con insistencia y frecuencia al estilo Pavlov, Dios se preocupa y lo único que se le ocurre es ordenarle al animal que se abalance sobre Luzbel y se lo trague al maligno con todo y carne de cordero. Luzbel se resigna y es devorado. En cuanto al ácido derramado, Dios sopla con fuerza sobre lo mojado y lo seca al instante. Tan fuerte es el soplido que provoca un huracán en el golfo de México. Pero eso no es problema porque Abraham guarda celosamente el arca de Noé en su bodega para utilizarlo en caso de que haya otro diluvio universal. Y colorín colorado el cuento se ha acabado.










No hay comentarios:

Publicar un comentario