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domingo, 29 de noviembre de 2020

Amarillo Universo

Creado y escrito íntegramente por Freddie Armando Romero Paredes. En el principio de todo, había una criatura amarilla, alada, larga y gigante que se paseaba por el universo abrazando a los planetas y dándoles luz las 24 horas del día. Su nombre era Dracón. Era humilde y sencillo ante los ojos de Dios y había sido creado a imagen y semejanza del Altísimo. Se paseaba por la Vía Láctea, se escondía en los agujeros negros, jugaba con los copos de algodón de las nebulosas y prendía el cielo amarillo de colores con los cometas. Este animal, parecido a una ánguila, irradiaba tanta luz que el cielo se tornaba y encendía de un color amarillo fosforescente. Por eso que el universo era amarillo. Y si hubiera habido necesidad de electricidad, Dracón hubiera abastecido a cada planeta de todos los sistemas del universo de la energía suficiente. Dracón fue creado como vehículo natural y andante de Papá Dios. Dios se subía con las musas, las ninfas, las hadas, los ángeles, los arcángeles y los aedos y viajaba creando por todo el cosmos. La creación estaba agendada, tenía un tiempo límite de culminación y debía de cumplir tal como lo había esbozado y planificado en un escrito de una constelación. Porque en las constelaciones hay dibujos, gráficos y detalles que solamente Dios y los hombres los pueden descifrar, leer y compartir. La creación era un compromiso que se había fijado Dios para que lo recuerden por los siglos de los siglos y le rindan tributo, honor y gloria. La creación del universo era la máxima aspiración de ensueño que Dios se había trazado para alcanzar la tan ansiada realización. Una realización a la que tiene derecho toda persona, ser vivo y el mismo Dios y de la cual se está consciente y satisfecho cuando encuentras tu misión, tu lugar y tu reconocimiento en el universo. Si no había creación, Dios no se concebía ni se hallaba en ningún sitio. Porque Dios había nacido para crear y dar amor en cada elemento, ser vivo y objeto del cosmos. Dios creó hasta el sexto día y el séptimo día estuvo descansando en el lomo amarillo de Dracón después de haber jugado con él todo el día. El cuerpo de Dracón era hipoalergénico y de temperatura moderada como el cuerpo de un perro peruano sin pelo. Echarse en el lomo de Dracón arrecostado en una cama de estrellas liberaba tensiones y desestresaba. Todo era color amarillo y estaba lleno de felicidad hasta que el ángel Luzbel sintió celos de Dracón porque Luzbel le disputaba el título de favorito y preferido de Dios a Dracón; pero, Dracón no se preocupaba de eso porque Dracón sabía que en el corazón de Dios cabían todos. Asimismo, si de amor se trata, tanto Dios como Dracón sabían que podían encontrar el amor carnal en el planeta Venus, el planeta del amor. Bueno, pero Luzbel, como era necio y terco y estaba cegado por los celos, bajo al planeta Tierra, se disfrazó y camufló de Dracón para tentar a la mujer y al hombre y luego, en su túnica guardó pulgas para echárselas al verdadero Dracón en el exterior de todo. De tal manera, cuando Dios viera el pecado del hombre y la mujer, Dracón se pusiera en evidencia con la picazón y comezón. Pero, Dios es inteligente y al ver que Dracón no podía entrar con comodidad en el árbol del bien y del mal, inmediatamente vio a Luzbel nervioso y con ganas de irse a otro sistema en el universo. Luzbel, antes de volar a otro sistema, agarró varios cometas que fueron directos hacia el cuerpo de Dracón con tal de atacarlo y volverlo vulnerable. Pero, Dracón abrió su boca, echó fuego sobre los cometas cuando estaban en su hocico y los cometas apagados fueron devorados. Luego, la agilidad de Dios no tiene pierde ni punto de comparación y con el tridente divino pinchó e hincó a Luzbel y lo regresó a la Tierra en forma de serpiente para siempre para que se arrastrara en el lodo, en la arcilla, en la arena, en el fango y en la tierra y sea picado por los bichos de la superficie terrestre. Dios, como premio a su muy buena conducta y a su inquebrantable lealtad, puso a Dracón en el centro de todo el sistema solar, el principal sistema del universo. Y ahora Dracón descansa en el Sol, continúa irradiando luz y calor y espera con ansias la 2° venida de Jesucristo. Porque amarillo y lleno de una hermosa luz volverá a ser el universo cuando Jesús venga por 2° vez a redimirnos del pecado y a despertar a Dracón para seguir jugando con la mascota favorita de Nuestro Creador. Como amarillo también es la bandera de la iglesia católica en el mundo entero. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.








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