Creado y escrito íntegramente por Freddie Armando Romero Paredes. Walt Wall fue un sacerdote que se convirtió en santo. Pero pocos conocen su historia. El sacerdote Walt Wall y el monaguillo Virgilio Carreño llegaron a la Arquidiocesis de Los Angeles un día del siglo XX. Lamentablemente los cambios intempestivos del clima hicieron que el religioso misionero de la orden de Cristo Rey cayera enfermo con una serie de síntomas que hacían difícil su recuperación y que los doctores de Los Angeles de aquella época no acertaban en su cuadro clínico. El sacerdote no se recuperaba y urgía la presencia de una persona al frente de la parroquia. Hasta que un buen día la señora de limpieza confundió a Virgilio con Walt. A lo que Virgilio le dijo que el parecido se debía a que eran primos hermanos. No pasó un segundo para que Virgilio le dijera que él mismo era Walt Wall, el nuevo párroco de la gran capilla de Los Angeles y que el que estaba enfermo era el monaguillo Virgilio Carreño. Almudena, la señora de limpieza, quien no era tan señora, pues era joven, madre soltera de los trillizos Foncho, Fanny y Fiochi, lo empezó a ayudar en la parroquia. Foncho de monaguillo, Fanny de enfermera de Virgilio, quien en realidad era el verdadero Walt, Fiochi de secretaria de la oficina del párroco Walt Wall, quien en realidad era Virgilio Carreño. Y Almudena Maraví se encargaba de la limpieza y de dirigir a los jóvenes, sobre todo en el Apostolado de la Cruz. Ante tanto progreso, Walt Wall le decía a Almudena que era "Maraví...llosa". Y Almudena en cierto momento le dijo que "en buena hora vino un gran sacerdote para una gran capilla". Y es que con el correr y el trajinar del tiempo había surgido el amor entre los dos, lo cual los trillizos Maraví estaban maravillados con lo que acontecía. Foncho se dedicaba a repartir los boletines parroquiales y todas las señoras, mamás y abuelas le tenían cariño. Pero hubo un momento en que apareció una viuda a la que le gustaba coleccionar amantes a pesar de su edad. La viuda de nombre Elizabetta Tardif llegó a tener la costumbre de ser manolarga y confianzuda, lo cual excitaba a Foncho. Pero no pasaba nada porque Foncho se había fijado en la sobrina de Walt Wall. La sobrina de Walt Wall, de nombre Micaela Medina, y Foncho Maraví estaban enamorados de principio a fin. Esto no le gustaba a Elizabetta Tardif, quien se fijó que Fanny, la hermana de Foncho e hija de Almudena, ya estaba cansada y asqueada de ser la enfermera, atender, limpiar y cuidar a Virgilio Carreño, quien en realidad era Walt Wall y que se mataba diciendo a cada rato en sus delirios: "Tengo que hacer misa". Elizabetta Tardif pensó que habían dos curas y que el enfermo postrado en cama se aprovechaba de su condición para manosear y hacer tocamientos indebidos a Fanny. Es entonces que la viuda Tardif le ofrece dinero a Fanny para denunciar a la parroquia en la Arquidiocesis de Los Angeles y para que ella sea testigo. Fanny acepta porque ambiciona una vida mejor llena de lujos y placeres. Los inspectores de la Arquidiocesis de Los Angeles llegan a la parroquia e investigan de arriba a abajo. Una vez que encuentran todo en orden, Foncho Maraví y Micaela Medina se casan. Pero, en el momento en que están a punto de decir "Acepto", aparece Elizabetta Tardif con una pistola y cuando ella está preparando el arma para disparar, es asustada por los Mayolos, quienes son seres místicos, fantasiosos y mágicos atrapados en las mayólicas y quienes son los que jalan a Elizabetta Tardif a otra dimensión. Los Mayolos le hacían compañía a Almudena cuando ella hacía la limpieza. Mientras tanto, el verdadero Walt Wall le pregunta a Fanny Maraví: ¿por qué haces tanto daño? Y ella le dice que a ella siempre le tocó poco por no ser hija única y tener hermanos, pero que quiere cambiar y es por eso que se va a confesar. Luego el verdadero Walt Wall le dice que está en paz. Y como ella también quiere paz, se mete de monja y le va de maravilla. Todos viven felices y mueren a su debido momento. A comienzos del siglo XXI, feligreses hacen el pedido de canonización de Walt Wall por los múltiples milagros que generaba, lo cual al final se concreta. Pero aún no se sabe de qué Walt Wall son los milagros porque en algunos libros y diarios de la época aparecen diferentes retratos y porque en los registros públicos de aquella época aparecen jóvenes Walt Wall de distintas edades. Y colorín colorado, este cuento religioso se ha acabado.
Mayolos de Cristo Rey
Walt Wall y Virgilio Carreño en Cristo Rey
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