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martes, 30 de enero de 2018

Dios mediante

Creado y escrito íntegramente por Freddie Armando Romero Paredes. Ennio Caceda era un tipo amargado, material y monetizado. Antes había sido un niño pobre y de la calle que había vendido periódicos. Luego, con el tiempo, ahorró, invirtió y hasta jugó un billete de lotería que ganó. Por eso cuando se le decía: "Como antes". Ennio respondía: "Más que antes". Hasta que un día Ennio Caceda y su esposa Nana Caceda sufrieron un asalto. Ennio, en ese momento, cuando le iban a disparar a su mujer, se puso en medio y le llegaron a disparar en el hombro, mientras que su mujer se desmayó de la impresión, lo cual generó una falsa alarma, pues Melchor Baldeón creyó que Nana Caceda había resultado herida de gravedad al igual que él. Por eso en el hospital los doctores le preguntaron si se sentía "como antes", a lo que él respondió: "más que antes". Meses después estando en el club deportivo que él mismo administraba, un sicario, quien estaba furioso porque su embarque de droga y narcóticos había pasado por el control de aduanas, el cual lo había retenido, le invitó un trago con veneno al mismo Ennio, quien le dijo que antes de brindar tenía que pagar la cuenta. Nana se las ingenió para quitarle su billetera, lo cual generó que el sicario fuera a su auto para sacar dinero de la guantera del carro. Al regresar Baltazar Azaria levantó la copa para brindar con Ennio, pero ya los tragos habían sido cambiados. Así que cuando Baltazar se lo tomó, de inmediato cayó muerto al piso. Al instante, los guardespaldas le dijeron sonrientes: "Como antes". A lo que Ennio respondió: "Mejor que antes". Y Nana se reía y al mismo tiempo ordenaba que los cuerpos vayan a la fosa común del patio trasero del club. Los hijos de Melchor Baldeón y Baltazar Azaria queriéndose vengar se pusieron de acuerdo para secuestrar y dar muerte a Nino y Nano, los hijos de Ennio y Nana en presencia de ellos mismos. Es así cómo Isacar Malqui, el estafador que los lideraba, mandó a los hijos de Melchor y Baltazar a amordazar y encerrar a Nino y Nano después de una noche de baile en discoteca. Ennio y Nana fueron al lugar para su rescate. Durante todo el trayecto Nana le decía que todos lo querían matar por lo vil y sucio que era en los negocios. Estando adentro del sitio donde se encontraban sus hijos, a Ennio se le da dos cuchillos o dagas para cortar la cuerda de la que colgaban sus hijos con una venda en los ojos. Del mismo modo, le ponen la venda en los ojos a Ennio, mientras que a Nana la sientan junto a Isacar Malqui, quien le acaricia las piernas de principio a fin sin ningún permiso. Ennio, mariado por tantas vueltas, como si fuera un niño para romper la piñata, utiliza como bumeran la daga, teniendo en cuenta su afición a la jabalina y otros deportes de tiro, y logra cortar las dos cuerdas. Y la otra daga se la lanza como dardo e incrusta en el pecho de Isacar Malqui en el momento en que usaba su mano para acariciarle la vagina a su esposa Nana. Los chicos mafiosos y pandilleros de Bartolo Azaria y Fedor Baldeón le dicen a Ennio, Nana, Nano y Nino que tendrán que rezar para salir de ahí. Nino, que estaba al lado de su padre, le da una estampa de San Martín de Porres, diciéndole: "Se te cayó. Fue pobre como tú". Es entonces que Ennio, Nano y Nino se tropiezan con unos boliches al dar un movimiento en falso, los cuales rápidamente los lanzan con fuerza a las columnas delgadas de madera, las cuales al rajarse y quebrarse por el peso hacen que el techo de quincha y adobe se venga abajo matando a todos y cada uno de los delincuentes armados hasta los dientes. Ennio y su familia salen airosos afuera y se encuentran con la policía y varios patrulleros, quien les dice: "Como antes". A lo que Ennio, Nana, Nino y Nano dicen en coro: "Dios mediante". Los periodistas en conferencia de prensa les preguntan: "¿Cómo hicieron para escapar?", a lo que Ennio, Nano y Nino dicen que se encomendaron a San Martín de Porres y Nana dice Santa Rosa de Lima. Más adelante, anuncian la creación de una fundación que brinde caridad y oportunidad. Nuevamente, los periodistas les preguntan: "¿Y cuál fue el milagro?" Y ellos al unísono dicen: "Se dice el santo, pero no el milagro". Los periodistas se ríen. Y de inmediato Ennio dice: "Sólo sé que uno no puede solo. No sólo necesitas a tu familia, sino también a Dios que siempre te espera con los brazos abiertos." Y colorín colorado, esta historia italiana se ha acabado. 

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