La educación es el recurso que tiene un país para salir adelante y superarse. Es un hecho que con educación varias puertas se te abren con un montón de oportunidades. Muchas veces la educación ha sido, es y será la carta de presentación y el aval que necesitas para acreditarte como profesional ante los demás y, mediante un sentido de consideración de parte de la sociedad, obtener un sitial y un lugar dentro del grupo de asociados y/o círculo de profesionales de alto nivel con los que te toca interactuar, conectar y negociar. La educación es el signo distintivo que te pone por encima de los demás, te enaltece y te da el brillo que necesitas para triunfar.
Muchas
veces el problema está en que no todos tienen el dinero para una universidad
privada de prestigio que te brinde su marca en el título profesional que
obtengas y que te sirva de respaldo para tu buen desenvolvimiento en el campo
laboral. Es por eso que muchos optan por universidades privadas baratas y/o
universidades privadas nacionales y públicas. Muchas veces ocurre que una
universidad nacional y pública tiene una marca más fuerte y de peso que una
universidad privada cara que tiene pocos años en el mercado educativo y hace
creer que la novedad de su marca tiene un prestigio inmediato, ya sea por el
nivel socioeconómico de sus alumnos y/o por la cantidad de dinero que la institución
educativa invierta en marketing, publicidad y medios masivos, cuando en
realidad no es así.
Justamente
el licenciamiento institucional llega después de tiempo. Llega precisamente
cuando la educación superior ha alcanzado y ha logrado un equilibrio y una
estabilidad para bien de todos los estudiantes y profesionales de la educación
superior. Y es ahí cuando llega, se produce de inmediato una crisis que pone en
shock, deja en stand by, impacta e influye seriamente en el proceso de
profesionalización de los estudiantes que quieren salir adelante y quieren
tener su título para ser reconocidos por la sociedad y las personas que la
integran. Y cuando ese proceso de profesionalización deja de ser normal y queda
trunco y frustrado tenemos una generación de estudiantes infelices e
insatisfechos que necesitan una asesoría o una tutoría para no rendirse,
rehacer sus vidas, buscar otras alternativas para profesionalizarse y lograr
ser empleables y capaces para el panorama laboral y las industrias en el país.
Una asesoría, una tutoría, un test vocacional, una orientación y una
psicoterapia es lo ideal; pero no siempre es así por falta de presupuesto y
voluntad política de parte del gobierno y el aparato estatal.
Ante
la crisis del proceso de licenciamiento institucional de institutos y
universidades surgen alternativas y planes como la Beca de Traslado y la
funcionalidad de plataformas como Metraslado.pe. Lo malo es que tanto como la
beca de traslado como la web Metraslado.pe no son tan conocidas y tan
promocionadas como debería de ser. Porque para un buen posicionamiento, una
buena promoción y una buena campaña comunicacional se necesita mucha
iniciativa, proactividad, buena inversión y los mejores capos del campo de las
comunicaciones; y, no necesariamente profesionales cumplidores que se limiten a
hacer su trabajo y a los pocos recursos que se tenga en ese momento. Capos profesionales
que hagan un trabajo pro, que reinventen y reingenien la forma de hacer una
buena campaña en pro de la educación y que establezcan precedentes de cómo
hacer una muy buena gestión pública a favor de la educación y todas las
personas involucradas, sobre todo logrando resultados positivos y favorables
para el sector que se va a encargar de formar, instruir, inculcar y pulir a las
nuevas generaciones de ciudadanos de un país. De qué me sirve tener el programa
y/o la página web de primera si esas dos cosas no llegan como es debido
oportunamente al público necesitado e interesado y la población estudiantil. Es
como si hiciera elefantes blancos que nadie los ve y nadie los siente.
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