Escrito íntegramente por Freddie Armando Romero Paredes. La historia de Oleksi Orson comienza cuando en 1998 después de unas vacaciones en Madrid, España, la madre de Oleksi Orson de nombre Olivia Welles manda en un viaje de regreso solo a su hijo de 12 años, Oleksi Orson, hacia Sudamérica, específicamente a Iquitos; porque, en su momento cuando su madre Olivia Welles le propuso quedarse como ilegal en Europa, Oleksi Orson había preferido mil veces ser más responsable y regresar al colegio del ejército de los hijos de los militares para terminar de estudiar su nivel secundaria con buen promedio de notas, siendo al final parte del tercio superior. Pero, al final el avión no llega a su destino final por estrellarse en los alrededores del Río Amazonas debido a un desperfecto y una falla mecánica. En el vuelo conoce a un selvático de nombre Iván Ipanaque que sobrevivirá con el niño, con quien en la lucha por subsistir se comerá junto con su amigo, el huambrillo, los cuerpos de algunos pasajeros calcinados por el fuego del motor en la caída del avión. Luego, con el dinero extraído de las bolsas de viaje y de las billeteras de los pasajeros alquilará, junto con el huambrillo una embarcación para llegar por río a su casa en la ciudad de Iquitos. Después de varios días de peregrinaje, el huambrillo le habrá enseñado a comer varios tipos de animales con distintos tipos de carne: rana, pato, pavo, cabrito, cordero, lechón y otros animales más que no eran hasta ese momento conocidos en la gastronomía del pequeño Oleksi Orson, convirtiéndolo en todo un capo y experto en el consumo y disfrute de las carnes más recias y osadas como también de las más suaves. Es por eso que Oleksi Orson tenía desarrollado el sentido del gusto, permitiendo detectar y diferenciar los más diversos sabores desde el dulce, pasando por el agrio, el agricudulce, el ácido, hasta llegar al estado de lo amargo. Incluso, Oleksi Orson sabía distinguir los sabores más estrambóticos y poco inusuales. Pero lo que más lo encandilaba eran los sabores más afrodisiacos y placenteros como el agua de shamiko que lo calentaba y excitaba hasta perder la razón en una noche de harta pasión. Un día, un perro chusco le buscó bronca y Oleksi Orson no le aguantó las pulgas y el berrinche que terminó matándolo para comérselo vivo a pesar y al margen de que fuera cochino o no, pues lo que le había gustado del perro era que fuese asquerosamente suculento y sabroso. Hasta ese momento, después de todo lo que había vivido desde la caída del avión en las márgenes del Río Amazonas, Oleksi Orson había logrado convertirse en más que una leyenda; pero, sobre todo, en un hombre caníbal de apenas 13 años cumplidos. Físicamente, Oleksi Orson tenía varias características fisonómicas que con el tiempo habían desarrollado dones y talentos. A pesar de que la nariz la tenía chueca y un tanto torcida, Oleksi Orson sabía oler tan bien que parecía un sabueso amaestrado. Justamente, al tener el tabique de la nariz torcido ocasionaba que se le tupiera y congestionara, de vez en cuando, con mayor frecuencia cuando su nariz detectaba el olor del mal al acecho y los instintos más bajos y ruines. En ese momento que ponía en práctica una respiración anfibia que normalizara su respiración y le permitiera atacar al enemigo más perverso y cruel. Solamente el sentimiento más puro, noble y sublime de corazón dilataba las fosas nasales y le hacía entrar en razón. Más aún, cuando Oleksi Orson era invadido por pasiones febriles y ardientes era capaz de dejarse llevar y amar apasionadamente a la mujer idealizada. Una vez que terminó su secundaria, Oleksi Orson se enroló en el servicio militar voluntario, lo cual terminó dándole una participación importante como soldado en la Guerra del Cénepa y luego como sargento primero en la Guerra con Chile por el polémico triángulo marítimo entre Perú y Chile en las 200 millas del memorable y legendario Mar de Grau. En esos conflictos bélicos, Oleksi Orson llegó a transformarse en el Goliat que atacaba con astucia y estrategia a la tropa del bando enemigo. Incluso, varias veces, aparte de ser imaginaria, asumió roles y trabajos propios del sector de la inteligencia militar. Luego, de terminar su período de trabajo y después de haberse reenganchado varias veces en el batallón para darle la victoria bélica al Perú, Oleksi Orson se fue con su liquidación a estudiar cine al New York Film Academy para convertirse más adelante en el famoso cineasta con una genialidad admirable y una figura asombrosa de nombre Orson Welles, eliminando de su nombre la palabra "Oleksi" que tenía una alegoría a su talento más primitivo y su estado y condición más salvaje que reunía los sentidos del olfato y del gusto, para convertirse en un profesional civilizado de las ciencias y las artes de la cinematografía mundial, sin perder el tacto y el pulso para detectar oportunidades y oler los riesgos y los peligros que toda carrera en la meca del cine implicaba de principio a fin. Después de toda una trayectoria, Oleksi Orson u Orson Welles fue considerado y reconocido por imprimir su sello, dejar una huella imborrable en las marquesinas y escaparates y contribuir al crecimiento, desarrollo y consolidación del séptimo arte en los Estados Unidos de América y grandes festivales e industrias cinematográficas del mundo entero. Y pensar que de niño luchó tanto para sobrevivir y convertirse en un muchacho caníbal. En cuanto a su madre Olivia Welles, terminó yéndole muy bien como jefa de enfermeras en un hospital de Palma de Mallorca, España. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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