El covid 2019, más propiamente dicho corona virus, ha golpeado el sistema propio del siglo XX, ha puesto en jaque el mundo y ha establecido una nueva normalidad y una nueva forma de libertad que nos cuesta trabajo aceptar y acostumbrarnos.
Pero, no todo está perdido, pues los gobiernos de las naciones del mundo deben implementar, habilitar y facultar con garantías especialmente autorizadas por la Organización Mundial de la Salud y la Secretaría de Salud los espacios disponibles para el nuevo orden y las normas y reglas a seguir para desenvolverse con total tranquilidad en la nueva normalidad respetando la vida de uno y la vida de los demás y considerando la integridad física al momento de establecer contacto con los conciudadanos y semejantes.
Y para ello debe existir un protocolo que tenga en cuenta la salud, la integridad, el bienestar y sobre todo la dignidad de todas y cada una de las personas del entorno que se comparte y en el que se convive compartiendo miradas, olores, roces, frotaciones y gustos.
Un protocolo para industrias culturales ecoamigables que considere y respete el espacio personal, el metro cuadrado, la distancia y la forma cómo se entrega, se recibe y se recoge los afectos personales, los souvenirs comprados, los regalos otorgados, las muestras de cariño y las tomas de contacto sensitivo.
Un protocolo que traze los espacios, que determine cuántos deben estar en un recinto, cómo deben de desplazarse, cómo deben de entrar y salir, cómo deben de sentarse, a qué distancia deben pararse, cuántos deben entrar en el ascensor, qué hacer en casos de emergencia, cómo deben evacuar, cómo llevar a un centro médico a una persona convaleciente, qué recursos, herramientas y utensilios deben portar y dónde deben portarse y colgarse, cuál debe ser el trato con la otra persona, qué tipo de familiaridad debe considerarse, qué tipo de confianza y proximidad debe brindarse.
Y lo más importante, después de armar y reglamentar el protocolo para industrias culturales ecoamigables, se debe de empezar a difundir, promover, incentivar y concientizar a través de medios de comunicación tradicionales como radio, prensa, televisión y cine y medios de comunicación digitales como redes sociales, social media, blogging, microblogging, aplicaciones, mensajería instantánea, mailing.
De igual modo, valerse de recursos lúdicos, dinámicos, interactivos y de aprestamiento como las activaciones y juegos urbanos móviles como la ruleta, el dado grande y las preguntas capciosas y curiosas con tarjeta en mano, los mimos y los payasos con mensajes alusivos en paraderos y esquinas, paletas y vallas informativas, los stickers informativos en las lunas de los autos y buses, el marco fotográfico con un slogan inspirador y aleccionador para fotos y selfies con los transeúntes y viajeros, los stands y kioskos de información y de interacción, y las visitas informativas y aleccionadoras a los colegios, institutos, universidades, oficinas, mercados, parques, hoteles y restaurantes.
Y es que es un hecho que la parte formadora, influenciadora y concientizadora con rostro social y una manera positiva es muy importante para trabajar con una nueva normalidad, adecuarse a esa nueva libertad y regirse por patrones y regímenes que estén dentro de la ley y dentro de la legalidad.
Espero que les haya gustado mi idea. Cualquier cosa que pase o que quieran decirme me escriben con confianza.
Muchas gracias por escuchar y acoger mi propuesta. Un abrazo grande y fuerte.
Esto fue visto con otros ojos. Fue visto más allá.
Freddie Armando Romero Paredes
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