Crònica escrita por Freddie Armando Romero Paredes. Recientemente un grupo significativo de jòvenes de diversos institutos del paìs salieron a las calles, principalmente a la Plaza San Martìn, lugar que ha sido siempre de gestas heroicas e històricas decisivas y cruciales para la coyuntura y el desarrollo normalizado de los procesos democràticos, institucionales, econòmicos y progresistas del Perù. Una vez màs habìa una causa que defender y salvar. Pràcticamente se trataba del futuro, de los sueños y aspiraciones; y, sobre todo del aspecto educacional, profesional y laboral de millones de jòvenes que depositaban su confianza y sus ahorros en institutos para llegar a ser profesionales tècnicos, aportar al capital humano de la naciòn y lograr mucho màs que objetivos y metas en la vida (una casa, una familia, el reconocimiento del empresariado y la clase profesional de un paìs). Es asì como en horas de la tarde, poco a poco, grandes grupos de muchachos, de grandes ideales y con fuertes convicciones se fueron reuniendo y sumando a una jornada que exigìa mucho màs que sangre, sudor y làgrimas y que mostraba a nuevas figuras en el quehacer social y el escenario polìtico que buscaban alejarse de los malos modelos de liderazgo que hoy estàn implicados en los casos de corrupciòn màs sonados e involucrados hasta la coronilla con personajes fraudulentos y carentes de valores. Las horas pasaban y luego de varias arengas y exposiciones de afiches, pancartas y gigantografìas que buscaban erradicar la esclavitud de las instancias y estatutos; y, hasta eliminar la infeliz palabra del vocabulario de los empresarios, empleados y clientes, se dio lugar al nerviosismo, la pelea y el verdadero y legìtimo sacrificio de los estudiantes de educaciòn terciaria. Y es que lo que faltò fue una estrategia que fuera capaz de movilizar a los estudiantes por todo el damero de Francisco Pizarro; tiempo para darse cuenta que màs tarde podìa ser peor y que, mientras màs temprano sea, se podìa dar pie a otras dinàmicas urbanas que logren sensibilizar a los transeuntes, manifestantes, guardianes del orden y autoridades de la ciudad y de la naciòn; y, orden y disciplina para ser conscientes que a las 4:00 p.m. empezaba todo, tener respeto por nuestros hermanos de todas las casas de estudios y que no todo estaba dicho porque podìamos conseguir un napoleònico Waterloo y quedar como los malos de la historia. Felizmente, los educandos tuvieron la atenciòn y cobertura de los medios tradicionales como prensa, radio y televisiòn y de los no tradicionales como los blogs, redes sociales, canales de video y streamming y demàs sitios web. Asimismo, se llegò en un momento al entendimiento entre policìas y jòvenes, porque, cabe destacar, que los mismos policìas tienen hijos que estudian y se esfuerzan por ser los mejores cada dìa. El pròximo reto està fijado esta semana porque la batalla por nuestra felicidad y un mejor porvenir todavìa continùa.
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