Escrito por Freddie Armando Romero Paredes. Eyvi Agreda ha muerto. Aquella mujer que fue quemada viva por un desalmado en un bus
público de la capital por fin descansa en paz. Todo el Perú fue testigo de su
admirable valor para luchar y aferrarse a la vida hasta último momento.
Un
fatídico día de la semana apareció su caso en los noticieros y portadas de los
diarios para sensibilizar a toda una nación. Y es que ya era hora de que los feminicidios
y el maltrato a la mujer se acaben y fueran parte de las páginas de la historia
retrograda y arcaica del mundo. Y más en un país como Perú, donde los atentados
contra el sexo femenil son pan de cada día.
Según afirmó Luis Bromley, gerente de la Red Asistencial
Almenara, Agreda durante los 38 días que estuvo internada fue sometida a 12
operaciones, siendo las últimas destinadas a colocar injertos de su propio
cuerpo en un intento por revitalizar su piel. Pero esto no queda allí ni
es suficiente porque según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables
(MIMP), solo en enero se produjeron –a nivel nacional– 10 feminicidios y 44
tentativas de este delito.
Ante este panorama, la organización #NiUnaMenos
convocó a un plantón desde las 7 p.m. frente al Palacio de Justicia, en el
Cercado de Lima. Por su parte, la organización Paro Internacional de Mujeres
- Perú convocó a una movilización para esta noche. El punto de concentración
será el parque Washington.
Nosotros desde la redacción de este espacio
periodístico, creemos que ya es tiempo que se acabe la impunidad para todo
hombre enajenado y abusivo que toque a mujeres prepotentemente con la mano.
Estamos convencidos de que este problema se podría erradicar de raíz si el
gobierno central y sus respectivas autoridades establecen penas más drásticas
ante cualquier exceso en perjuicio de un sexo en el que el Estado está ausente.
No permitamos actos que son más síntoma de
cobardía que de hombría.
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