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sábado, 16 de marzo de 2019

Bálsamo Católico con Padre Carlos Rosell de Almeida: Tabor y Gólgota

Si es posible frenar el bullying

Por Freddie Armando Romero Paredes. El bullying es un problema que afecta a nuestros hijos en el colegio y la universidad. Muchos piensan que este problema no tiene remedio ni cura. Pero se equivocan porque todo parte de los mismos directores del plantel educativo y los propios educadores. Son, precisamente, las autoridades educativas las que tienen en sus manos la voluntad y la potestad de hace algo significativo para que se concrete un proceso académico normalizado sin sobresaltos ni sorpresas y un desarrollo expectante y brillante que haga crecer al alumnado en lo personal, familiar y profesional y que asegure su correcta inserción en los destinos y decisiones del país y en la aldea global de los tiempos vertiginosos de hoy. Y todo eso se logra con una escuela de padres bien implementada y capacitada para formar, aconsejar y empoderar a los padres que necesitan ayuda profesional, que son primerizos y principiantes y que pasan por situaciones domésticas nada agradables. De igual modo, con profesores mejor capacitados que sean capaces de no ceder ante cualquier tipo de manipulación y atropello de un alumno con otro alumno y que se dediquen más que todo a orientar, aconsejar y encaminar todo el potencial, la energía y la actitud del alumnado hacia cuestiones más productivas y aleccionadoras. De igual forma, con un departamento psicológico para apoyar y no censurar ni vapulear haciendo las revisiones pertinentes del aula, supervisando el estado anímico y psicológico con frecuencia teniendo y midiendo un período razonable y haciendo críticas constructivas y no destructivas a fin de que tanto el alumno, los padres y los profesores queden motivados y sigan teniendo la plena y total disposición y voluntad para dar lo mejor de sí mismos. De igual manera, con programas sociales eficientes y pertinentes propios del Ministerio de Educación que se traduzcan en acciones, activaciones, campañas y beneficios que premien las buenas prácticas, el buen actuar y los valores del alumno, del docente y de los padres de familia. Todo esto conlleva a que sea posible eliminar definitivamente el bullying y mejorar la educación y, sobre todo, mejorar como país. 

Discriminación, algo despreciable y desgraciadamente vivo

Por Freddie Armando Romero Paredes. Discriminación es un tema pendiente en la agenda de cualquier país del mundo porque se vive y la cuestión es dura. Hoy no basta con proclamar y enarbolar las banderas de la defensa y el respeto de la integridad y la dignidad de la persona humana en la Constitución Política o en la Declaración Universal de los Derechos Humanos para desterrar definitivamente la palabra "discriminación" que siempre viene con un background de preceptos absurdos y deleznables que no se pueden aceptar en la realidad socio - cultural y el desarrollo vertiginoso del mundo globalizado de hoy. Y es que no se trata de pleitesía, sino de respeto a la dignidad y condición humana que tenemos desde la concepción. La discriminación es la punta del iceberg, la piedra en el zapato y la astilla sobrante que hace daño a cualquier sociedad moderna del mundo de hoy. Es ante todo la puerta de entrada a males infecciosos como la explotación en todas sus formas y es el producto malogrado y maloliente de la esclavitud. Puede acarrear guerras mundiales totalmente tontas e ilógicas. No hay pero que valga ni excusa más ridícula para proceder, asimilar, aceptar y hacer propio, innato y nuestro el vicio y el defecto de la discriminación y su derivada marginación. Pienso y soy un convencido que falta mucho por recorrer y trabajar los tópicos, programas sociales y operativos que corten para siempre la discriminación. Somos seres humanos ante todo y ante todos. Hemos nacido con los mismos dones, talentos, habilidades, sueños y aspiraciones. Hemos nacido más aún con los mismos derechos y deberes. Es absurdo y retrograda pensar que debemos separar, discriminar, marginar, clasificar y privilegiar en el mundo de hoy cuando eso es parte de la historia de las cavernas. Lo que se tiene que hacer, en vez de atentar y ofender las razas y los síndromes de hoy, es empoderar, adiestrar, capacitar, entrenar y aleccionar para un mundo más humano con rostro social que de gloria a Dios. Unámonos y seremos uno y, a la vez, invencibles porque la unión hace la fuerza.