Escrito por Freddie Armando Romero Paredes. Moisés
se salvó de las aguas y liberó a Egipto. Moisés Mamani no se salvó. Con 94
votos a favor, ninguno en contra y 2 abstenciones, Moisés Mamani fue suspendido
por 120 días por presuntos tocamientos a una aeromoza de una aerolínea
comercial. Todo esto se dio después de varias horas de un acalorado debate que
llegó a la conclusión que un congresista mañoso, atrevido, manolarga y
confianzudo como Mamani tenía que ser suspendido de sus funciones
parlamentarias.
Durante
la sesión del pleno extraordinario del Congreso, muchos parlamentarios alzaron
su voz de protesta contra los vejámenes perpetrados por el congresista Mamani.
Tanto hombres como mujeres se mostraron en desacuerdo por el abuso cometido.
Mamani, al final, prefirió mantener silencio y observar el panorama político
que se desarrollaba a su alrededor.
Intervino
Lescano, quien citó historias de mujeres que fueron maltratadas como Leonor La
Rosa, Mariela Barreto y Susana Higuchi. Participó Aramayo, quien manifestó su
incomodidad por la falta de tino del presentador Carlos Galdós. Intervino
Noceda, quien relató el mal momento que pasó en un altercado que tuvo con un
padre de la patria. En este último, Salaverry, como Presidente del Congreso, se
ofreció a ayudarla y asesorarla para sentar la denuncia en la Contraloría del
Congreso y, de esta manera, no quedara impune el delito.
El
hecho fue cubierto por periodistas, canales de televisión y cuentas de redes
sociales que recogieron el testimonio de la aeromoza, colegas de trabajo, representantes
de la aerolínea y representantes de colectivos de la sociedad civil. El repudio
de una mujer ahora era el repudio de una nación. Toda una sociedad movilizada
por la equidad e igualdad de derechos de una joven que solamente quería
trabajar en paz. Todo un país solidarizado con el reclamo de justicia de una
chica frente al poder legislativo y a un patán que se creía la divina pomada.
La
lección que nos deja este triste y bochornoso episodio es que respetos guardan
respetos. Hay que respetar para que a uno lo respeten. La situación frente a
una mujer, ya sea niña, joven o adulta, exige igual o mayor compromiso de parte
del hombre. A nadie le va a gustar que a su abuela, madre, tía o hermana le
falten el respeto y le mancillen su honor. Y, por último, imagina o alucina que
es tu madre antes de codiciarla como mujer y ten un alto grado de consideración
a la mujer que tengas en frente. Probablemente dicha mujer no te lo agradezca,
pero tanto tu dignidad e integridad como tu honor estarán a salvo y no perderán
su nivel, altura y compostura propios de caballeros.